Friday, July 21, 2017

Texto completo de entrevista de agencia DPA con el card. Müller

Hace dos días publicamos un reporte sobre una entrevista con el card. Müller de agencia DPA. Este es el texto completo de dicha entrevista, realizada en Jul-10-2017 y sólo publicada en Jul-20-2017.

–¿Conoce los motivos de la decisión de no prolongar su mandato?

–Versiones interesadas hablaron de presuntas tensiones. El Papa siempre me aseguró que no daba crédito a esos rumores y que confiaba plenamente en mí. Es un derecho del Papa cubrir los altos cargos de la curia según su buen criterio.

–¿No le informaron la causa?

–Desconozco el motivo. Algunos diarios escribieron que se debió a una línea blanda en lo que respecta a los abusos sexuales de menores por parte de clérigos. La Congregación siempre siguió, sin embargo, la línea de tolerancia cero, pese a algunos intentos de intervención externa.

–¿Se sintió decepcionado?

–Cualquiera se puede imaginar lo que ello significa. Fui llamado a Roma por el papa Benedicto únicamente para este cargo. Normalmente se parte de la base de que es hasta los 75 años. Pero ahora se decidió otra cosa. A mí no se me acaba el mundo, puedo seguir haciendo cosas por la Iglesia.

–Por una parte se habló de su postura respecto de los abusos, pero también de que ha sido descripto como adversario conservador de Francisco.

–Creo que nunca he sido conservador o de línea dura en mi vida. Dividir la vida espiritual y religiosa en conservadora y progresista es una muestra de incapacidad intelectual y revela únicamente la agresión de aquellos que prefieren discriminar a otros en vez de debatir con estos con argumentos. Se trata de conceptos políticos e ideológicos que han sido trasladados a la Iglesia y que adulteran su naturaleza y obstaculizan su misión.

–Dentro de la Iglesia hay temas polémicos como “Amoris Laetitia”, el documento del papa sobre el amor y la familia, sobre todo su defensa de permitir la comunión en determinadas circunstancias de los divorciados vueltos a casar.

–Lamento mucho que en la recepción de Amoris Laetitia haya voces tan disonantes que amenazan la unidad de la Iglesia y oscurecen la verdad del Evangelio.

–¿No exige la realidad a veces más pragmatismo que lo que establece la Iglesia?

–Dios es la medida de la realidad. Y no sencillamente lo fáctico. Lo que existe realmente no es automáticamente bueno (...). Por supuesto que hay que encontrar soluciones pragmáticas de emergencia para evitar cosas peores. Pero eso no significa que se pueda relativizar la indisolubilidad del matrimonio, el mandamiento del amor al prójimo, la obligación de los padres de cuidar a sus hijos y viceversa, sino que, en la atención pastoral y la proclamación de la fe, hay que hacer todo para que sean comprendidos y aplicados en la vida diaria por los creyentes.

–¿Cómo definiría su relación con el papa Francisco?

–Pienso que fue buena desde el principio, él siempre subrayó que tiene plena confianza en mí. (...). Pero el Papa naturalmente no está solo, a veces lo vemos reflejado así en los medios, al papa como una figura aislada (...), pero el papa es junto con los obispos y sacerdotes el buen pastor (...). No debería surgir un culto a la personalidad ni un turismo papal por el hecho de que el pontífice sea una persona muy cercana. En los tiempos de los medios de comunicación masivos, es peligroso que la gente solamente aclame al papa o que viaje a Roma por sensacionalismo, para poder decir después: “He visto al papa en primera fila y estuve muy cerca de él”.

–¿Existe esta oposición a Francisco de la que se habla?

–Eso es una leyenda que busca descalificar todo aporte objetivo que no encaje en el estrecho horizonte de los cortesanos. El papa no se relaciona con cardenales y obispos como un jefe con sus colaboradores, él es un hermano entre hermanos. Todo católico, sobre todo cada obispo y cada cardenal, tiene una relación positiva y constructiva con el papa. Pero eso dista mucho de ser una adulación cortesana y una afectada subordinación, algo a lo que el papa Francisco siempre se mostró contrario. Algunos creen tener mucho ahínco y desarrollan una devoción hipócrita, como si la divisa fuera: “El Santo Padre tiene una idea y nosotros lo seguimos incondicionalmente y llenos de admiración”. El Papa también es sólo un ser humano. Eso quiere decir que no todo lo que hace y dice es de por sí perfecto e insuperable.

El cardenal enfrenta tiempos difíciles, pues, tras su destitución en Roma, el martes [Jul-18-2017] se conoció un informe que concluye que más de 500 niños del coro católico de la Catedral de Ratisbona sufrieron abusos físicos y, en algunos casos, sexuales. El documento lamenta que Müller, como obispo de la ciudad, nunca buscara el diálogo con las víctimas tras ser designado para aclarar el asunto en 2010. La entrevista fue realizada el 10 de julio, antes de conocerse esta noticia, pero, al responder sobre el tema de los abusos, el cardenal reacciona con indignación. “No es cierto que en la persecución de esos crímenes hayamos sido en alguna forma negligentes o que hayamos acelerado el cierre de un proceso por falta de compromiso. Todo lo contrario”, enfatizó.

–¿Cree que se trata con especial dureza a la Iglesia?

–Es evidente que la Iglesia 
Católica es tratada de forma mucho más dura que otras instituciones, que los sacerdotes a priori son considerados sospechosos. Hay religiosos, Dios mío, que han cometido estos crímenes. Pero por eso no se puede sospechar colectivamente de todos los demás porque sean sacerdotes.

Card. Müller: Soy leal al Papa, pero no un adulador


Esta es la traducción de Secretum Meum Mihi de amplios extractos de una entrevista con el card. Gerhard Ludwig Müller, hasta hace pocos días prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aparecida en Il Foglio, Jul-21-2017.

El texto es bastante largo, recuerden que se trata de una traducción, mejor que la de google pero no perfecta, y no contando con una mejor al momento de publicar esta...

Eminencia, se ha hecho una idea de por qué el Papa ha decidido removerlo de la guía de la congregación para la Doctrina de la Fe? “No, no lo sé, porque el Santo Padre no me lo ha dicho. Sólo me ha informado de que el mandato no sería renovado. Ha habido muchas especulaciones en los medios masivos de comunicación en los últimos tiempos, y yo diría que el nombramiento del nuevo secretario de la congregación (Mons. Giacomo Morandi, ndr) anunciada el martes pasado es un poco la clave para comprender estas maniobras”.

[...]

Sin embargo, de su licenciamiento se hablaba desde hace tiempo, incluso había sido sugerida por los medios de comunicación eventuales destinaciones diocesanas para el curador de la opera omnia de Joseph Ratzinger. “Siempre he estado tranquilo”, responde sin embargo Müller: “Creo haber cumplido todas mis tareas, e incluso más de lo necesario. De mi competencia teológica nadie tenía dudas. Siempre he sido leal con el Papa, como es requerido por nuestra fe católica, nuestra eclesiología. Esta lealtad siempre ha estado acompañada de competencia teológica, por lo que nunca se ha tratado de lealtad reducida a la pura adulación”. Y esto porque “el magisterio tiene necesidad de competentes consejos teológicos, como está bien descrito en la Lumen Gentium, n. 25 y como lo prevé de forma clara el carisma del Espíritu Santo a través de los cuales actúan los obispos y el Papa mismo como cabeza del colegio episcopal . Pero todos somos hombres y necesitamos consejo y los contenidos de la fe no pueden explicarse sin un claro fundamento de estudios bíblicos. Lo mismo vale para el desarrollo del dogma. Nadie puede elaborar un documento magisterial sin conocer los Padres de la Iglesia, las grandes decisiones dogmáticas sobre la teología moral de los diversos concilios. Para esto existe la congregación para la Doctrina de la fe, que es la más importante congregación de la curia romana. Cuenta con dos comisiones teológicas, además de consultores. En pocas palabras, tiene una tarea clara y una gran responsabilidad sobre la ortodoxia de la Iglesia”.

¿Pero es cierto que como se ha leído en alguna parte, su última conversación con Francisco fue tensa y fría? “Son reconstrucciones totalmente falsas. El Papa simplemente me ha informado de su decisión de no renovarme el mandato. Nada más. Fue una audiencia de trabajo, normal, al final de la cual el Santo Padre me comunicó la elección. El día siguiente, fui despedido”.

Una hipótesis, sin embargo, se ha hecho sobre las razones de la ruptura, y además de la presunta lentitud en el procesamiento de los casos de abuso del clero en los diversos órganos de información clero han escrito de una excesiva exposición mediática, a menudo en contraposición con el Papa. Un modus operandi diferente respecto al de sus predecesores inmediatos. El cardenal Müller sonríe: “Creo poder decir que la presencia mediática del cardenal Ratzinger fue muy evidente, incluso con sus grandes libros- entrevista. Y esto hace parte del encargo de prefecto, que no es un mero trabajo burocrático. Yo, entonces, era también conocido antes como teólogo, contando numerosas publicaciones. De todos modos, si me lo permite, incluso el Papa utiliza el medio de las entrevistas. El hecho es que hoy debemos utilizar los instrumentos de la comunicación moderna, los jóvenes no siempre leen libros y periódicos. Utilizan las redes sociales, Internet. Y si queremos promover la fe —que es, recuerdo, la tarea principal de la congregación— debemos entrar en diálogo con ellos en estas plataformas. Nunca hablé de mi pensamiento de mi persona, en estas entrevistas. ¡Sino de la fe! Y luego, recuerdo, yo soy un obispo y un obispo tiene la obligación de difundir el Evangelio y no sólo en sus homilías, sino también a través de discusiones científicas con los contemporáneos”. Nosotros, añade, “no somos una religión restringida a un club. Somos una Iglesia dialogante, la religión de la Palabra de Dios, que Cristo mismo dio a sus apóstoles, exhortando a enseñarla y a predicarla por todo el mundo”.

Está bien, pero alguna tensión intraeclesial hay, se puede constatar fácilmente. Tomemos, por ejemplo Amoris laetitia, el documento producto del doble Sínodo sobre la moralidad de la familia. El eminentísimo Christoph Schönborn, teólogo puro e inspirador de la solución aperturista, ha recientemente confirmado cómo su posición es opuesta respecto a la de Müller. ¿Entonces? “Puede darse que el cardenal Schönborn tenga una visión opuesta a la mía, pero tal vez tiene también una opuesta a la que él tenía antes, visto que ha cambiado su posición. Creo que las palabras de Jesucristo deben ser siempre el fundamento de la doctrina de la Iglesia. Y nadie, hasta ayer, podía decir que esto no era verdad. Es claro: tenemos la revelación irreversible de Cristo. Y la Iglesia está confiado el depositum fidei, es decir, todo el contenido de la verdad revelada. El magisterio tiene la autoridad para corregir a Jesucristo. Es Él, en todo caso, el que nos corrige. Y estamos obligados a obedecerle; debemos ser fieles a la doctrina de los apóstoles, claramente desarrollada en el espíritu de la Iglesia”.

Perdone, ¿pero entonces por qué Ud. también votó la relación del circulo menor de lengua alemana, escrita por el mismo Schönborn y aprobada por Walter Kasper? “El Sínodo ha claramente dicho que los obispos son responsables de este camino, para llevar a la gente a la plena gracia sacramental,… Esta interpretación está, sin duda, pero yo mi posición —privada y subjetiva— nunca la he cambiado. Pero como obispo y cardenal la representa la doctrina de la Iglesia, que conozco también en sus desarrollos fundamentales, desde el Concilio de Trento a la Gaudium et spes, que representan las dos líneas guías. Esto es católico, el resto pertenece a otras creencias. No entiendo cómo se puedan concordar diferentes posiciones de interpretación teológica y dogmática con las claras palabras de Jesús y de san Pablo. Ambos han dejado claro que no puede esposarse una segunda vez si el legítimo cónyuge sigue vivo”.

¿Comprende las razones que llevaron a los cardenales Burke, Brandmüller, Caffara y al fallecido Meisner a presentar al Papa cinco dubia sobre la exhortación? “No comprendo el motivo por cuál no ha habido un diálogo con la calma y serenidad. No entiendo dónde están los obstáculos. ¿Por qué hacer surgir sólo tensiones, incluso públicas? ¿Por qué no organizar una reunión y hablar abiertamente sobre estos temas, que son esenciales? Hasta ahora he oído sólo invectivas y ofensas contra estos cardenales. Pero esto no es ni el modo ni el tono para seguir adelante. Todos somos hermanos en la fe y yo no puedo aceptar discursos sobre las categorías de ‘amigo del Papa’ o ‘enemigo del Papa’. Para un cardenal es absolutamente imposible estar en contra del Papa. No obstante nosotros los obispos tenemos el derecho diría divino de discutir libremente. Quisiera recordar que en el primer concilio todos los discípulos hablaron en modo franco, también favoreciendo controversias. Al final, Pedro dio su explicación dogmática, que es válida para toda la Iglesia. Pero sólo después, al término de una larga discusión animada. Los concilios no han sido nunca reuniones armoniosas”.

El punto es si Amoris laetitia representa o no una forma de discontinuidad con respecto al magisterio precedente. ¿Es así o no? “El papa muchas veces ha declarado que no hay un cambio en la doctrina dogmática de la Iglesia, y esto es evidente, también porque no sería posible. Francisco quería atraer de nuevo a estas personas que se encuentran en situaciones irregulares respecto al matrimonio, es decir, cómo hacerlos acercar a las fuentes de la gracia sacramental. Están los medios, incluso canónicos. De todos modos, quien quiera recibir la comunión y se encuentra en estado de pecado mortal debe recibir siempre el sacramento de la reconciliación, que consiste en la contrición corazón, en el propósito de no pecar más, en la confesión de los pecados y en la convicción de que actuar según la voluntad de Dios. Y nadie puede modificar esta orden sacramental, que fue establecida por Jesucristo. Podemos, en todo caso, cambiar los ritos externos, pero no este núcleo sustancial. ¿Ambigüedades en Amoris Laetitia? Pueden darse y no sé si son voluntarias. Si las hay, las ambigüedades tienen que ver con la complejidad de la materia y de la situación en la que se encuentren los hombres de hoy, en la cultura en la que estén inmersos. Casi todos los fundamentos y los elementos esenciales, hoy día, para poblaciones que superficialmente se definen cristianas, ya no son comprensibles. A partir de aquí nacen los problemas. Tenemos dos desafíos por delante, en primer lugar: aclarar cuál es la voluntad salvífica de Dios e interrogarse sobre cómo ayudar pastoralmente a estos nuestros hermanos a caminar el camino indicado por Jesús”.

La reacercarmiento a la comunión de los divorciados vueltos a casar era una vieja demanda del episcopado alemán. “Es cierto, fueron tres obispos alemanes, Kasper, Lehmann y Saier, que a principios de los años noventa lanzaron la propuesta. Pero la Congregación para la Doctrina de la Fe la rechazó definitivamente. Todos estaban de acuerdo en que era necesario discutir, más hasta ahora nadie ha abrogado ese documento”.

A propósito de la Iglesia alemana: desde allí, durante los últimos tres años, han llegado a los vientos más fuertes de cambio, con el cardenal Marx que decía frente a los micrófonos que “Roma nunca podrá decirnos qué hacer o no hacer en Alemania”. Pero, ¿cómo es la situación actual en esa tierra? “Dramática. La participación activa y actuosa está muy disminuida, también la transmisión de la fe no como una teoría sino como un encuentro con Jesucristo vivo ha caído. Y así las vocaciones religiosas. Estas son señales, factores de los que se ve la situación de la Iglesia. Pero en toda Europa que ahora vive un proceso de descristianización forzada, que va mucho más allá de la simple secularización. Y la descristianización de toda la base antropológica, con el hombre estrictamente definido sin Dios y sin la trascendencia. La religión es vista como un sentimiento, pero no como adoración a Dios creador y Salvador. En este panorama general, tales factores no son buenos para la transmisión de la fe cristiana vivida y por esto es necesario no perder nuestras energías en luchas internas, en encuentros del uno contra el otro, con los llamados progresistas que buscan la victoria cazando de todos los llamados conservadores. Si se razona así se da una idea de la Iglesia como de algo muy fuertemente politizado. Lo nuestro a priori no es el ser conservador o progresista. Lo nuestro a priori es Jesús. ¿Creer en la resurrección, la ascensión o en el regreso de Cristo en el último día es fe tradicionalista o progresista? No, esta es simplemente la Verdad. Nuestras categorías deben ser la verdad y la justicia, no las categorías que van según el espíritu del tiempo”.

El cardenal define “grave” la situación actual, porque “se ha reducido la praxis sacramental, la oración, la plegaria. Todos los elementos de la fe vivida, de la fe popular, han colapsado. Y el drama es que ya no siente la necesidad de Dios, de la palabra sagrada y visible de Jesús. Se vive como si Dios no existiera. Responder a todo esto es nuestro gran desafío. No somos agentes propagandistas de nuestras propias verdades, sino testigos de la verdad salvífica. No de una idea de la fe, sino de la realidad vivida de la presencia de Cristo en el mundo”.

¿Eminencia, cree que hay incluso dentro de la Iglesia una cierta conformidad al Zeitgeist, al espíritu del tiempo? “El Papa emérito habló del espíritu del tiempo, pero ya san Pablo había argumentado sobre en el espíritu de Dios y el espíritu del mundo. Este contraste es muy importante y debe ser conocido. La afirmación por la fe, la Iglesia y los obispos, no es dada por el aplauso de una masa desinformada. Y más: nuestro trabajo es apreciado y aprobado cuando podemos convencer a una persona para de ofrecerse totalmente a Jesucristo, poniendo la propia existencia en las manos de Jesús. En su primera carta, San Pedro habla de Jesucristo pastor de las almas. Hoy se habla de la responsabilidad por la cultura y el ambiente. Sí, pero tenemos muchos laicos competentes para esto. Gente que tienen responsabilidad en la política. Tenemos los gobiernos y los parlamentos, y así sucesivamente. A los apóstoles, Jesús no les ha confiado el gobierno secular del mundo. Los obispos- príncipes existieron hace siglos, y no ha sido un bien para la Iglesia”.


[...]

Una última pregunta, sobre un tema que vio a Müller en un papel de primer plano, a saber, la teorizada reconciliación con la Fraternidad de San Pío X, la comunidad fundada por el obispo francés Marcel Lefebvre. “La reconciliación de este grupo con la Iglesia católica es absolutamente necesaria. Jesús no ha querido separaciones. ¿Pero cuáles son las condiciones para vivir una plena comunión? Creo que las condiciones deben ser iguales para todos. Tenemos la profesión de fe, no se puede elegir qué aceptar y qué no. Todos deben profesarla. Todos los concilios ecuménicos deben ser aceptados, así como el magisterio vivo de la Iglesia. Entender el Vaticano II como una refundación de la iglesia es un absurdo. Los abusos, las ideologías y malos entendidos no son ciertamente consecuencia del Vaticano II”.

Card. Rodríguez Maradiaga dice que no está previsto que el C-9 se diluya. El que tenga dudas sobre Amoris Lætitia no la leyó o la leyó mal

Cuando nos referimos por última vez al card. Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, Arzobispo de Tegucigalpa y coordinador del grupo de cardenales conformado por Francisco para que lo ayudaran en la reforma de la Curia Romana, que inicialmente eran 8 y ahora son 9, popularmente conocido como C-9, hicimos énfasis en su esfuerzos para obtener notoriedad, no se sabe si en vistas a un futuro cónclave. Lo recordamos porque esta nueva entrevista que ha concedido a Famiglia Cristiana va en la misma dirección.

En ella, para nosotros, suelta una declaración bomba, como es la de que al organismo al que inicialmente se le dio la característica de ser temporal, transitorio, momentáneo, perecedero, resulta que ahora es permanente y sin una fecha previsible para su disolución.

Eminencia, ¿de verdad no está previsto un fin para los trabajos del C9?

“Es justo así. El C9 es un organismo por ahora estable. Vinimos sólo para escribir una nueva constitución de la Curia romana que sustituirá la Pastor Bonus de Juan Pablo II, pero en el tiempo se ha vuelto una especie de órgano consultivo del Pappa, que se interpela sobre muchos temas. La Iglesia tiene necesidad de una reforma profunda de orden pastoral y misionario y no sólo de leyes nuevas”.

Pero también hay un aparte en la entrevista en donde se le pregunta por Amoris Lætitia.

Pero hay cosas sobre las cuáles algunos tienen dudas, por ejemplo, así ha sido sobre la Amoris laetitia...

“Quien avanza dudas, no ha leído el texto o lo ha leído mal. Aquella sobre las Dubia es una polémica inútil. El Papa antes de escribirla ha consultado los teólogos y ninguno ha nunca hecho cuestionamientos sobre la doctrina. La Amoris laetitia no cambia la doctrina. El Papa sólo ha hecho todo más explícito”.

Pero no ha respondido las dudas...

Para tener una respuesta basta leer bien la Exhortación. Sobre todo me pregunto por qué entre tantas dudas no hay expresiones sobre el comercio de armas, sobre la reducción constante de los recursos destinados al desarrollo, sobre la marcha atrás en materia de derechos humanos. Las palabras sobre el trabajo del Papa en Ginebra están destinadas a todo el mundo y deberían ser relanzadas por toda la Iglesia en modo más decidido, en lugar de dedicarse a polémicas sobre nada”.

La afirmación de que Francisco “antes de escribirla [Amoris Lætitia] ha consultado los teólogos y ninguno ha nunca hecho cuestionamientos sobre la doctrina”, suena bastante contradictoria con el hecho de que, según lo dijo el card. Christoph Schönborn recientemente en Limerick, Irlanda, pocos días después de haber sido publicada Amoris Lætitia, Francisco le preguntó directamente al card. Schönborn si la exhortación era o no era ortodoxa. ¿Cómos así, no le había consultado a teólogos sobre ello “antes de escribirla”, como dice el card. Rodríguez Maradiaga? Esto lo que refiere Austen Ivereigh —conste que citamos a un bergogliano— en un artículo para Crux, Jul-15-2017.

Schönborn reveló que cuando se encontró con el Papa poco después de la presentación de Amoris, Francisco le agradeció, y le preguntó si el documento era ortodoxo.

“Le dije, ‘Santo Padre, es totalmente ortodoxo’”, nos dijo Schönborn que le dijo al papa, añadiendo que unos días después recibió de Francisco una pequeña nota que decía: “Gracias por esa palabra. Eso me dio alivio”.


Entradas Relacionadas: Mons. Marcello Semeraro: el proceso para la reforma de la Curia está casi terminado.

Una Palabra sobre las Herramientas Útiles, columna del Arzobispo de Filadelfia, EEUU

Presentamos nuestra traducción al español de una reciente columna del card. Charles J. Chaput, O.F.M. Cap, Arzobispo de Filadelfia, EEUU; el tema central de la cuál es el reciente artículo de La Civiltà Cattolica en donde se ataca a los conservadores estadounidenses.

Una Palabra sobre las Herramientas Útiles

por el Arzobispo Charles J. Chaput, O.F.M. Cap.
18 de Julio de 2017


La historia está llena de grandes citas que las personas nunca dijeron. Una de las mejores líneas viene de Vladimir Lenin. Él describió a los progresistas, demócratas sociales, y otros compañeros de viaje como “idiotas útiles”, ingenuos aliados en la revolución a quienes los Bolcheviques rápidamente aplastaron cuando tomaron el poder. O más o menos dice la leyenda. De hecho, no hay evidencia de que Lenin en realidad dijera esas palabras, por lo menos en público. Pero a nadie parece importarle. Es una línea urgente, y a su manera, completamente cierta. El ingenuo y el imprudente pueden muy fácilmente terminar como herramientas útiles en un conflicto más grande; o para enmarcarlo más generosamente, como inocentes útiles. El resultado es usualmente el mismo. Son descartados.

La historia también está llena de infortunados comentarios que sí fueron dichos realmente, como los encontrados, por ejemplo, en un reciente artículo de un periódico con base en Roma que muchos han ya justamente criticado. El artículo en cuestión, “Fundamentalismo Evangélico e Integralismo Católico en Estados Unidos: Un Ecumenismo Sorprendente”, de La Civiltà Cattolica, es un ejercicio de adormecer y de presentar inadecuadamente la naturaleza de la cooperación Católico/evangélica sobre la libertad religiosa y otros puntos clave.

Los Católicos y otros Cristianos que se ven a sí mismos como progresistas tienden a ser cautelosos del debate de la libertad religiosa. Algunos desconfían de ella como cortina de humo para los políticos conservadores. Algunos se inquietan por la cooperación de muchos Católicos y evangélicos, así como de Mormones y muchos Ortodoxos, de echar atrás en contra del aborto deliberado de defender el matrimonio y la familia, y de resistir los esfuerzos LGBT para debilitar la protección de la libertad religiosa por medio de leyes coercitivas “anti-discriminación” de orientación sexual e identidad de género.

Pero la diferencia entre estas comunidades de fe se profundiza. Sólo el peligro real y presente podría unirlos. La cooperación de Católicos y evangélicos era más bien rara cuando yo era un joven sacerdote. Su actual ayuda mutua, el ecumenismo que parece inquietar a La Civilta Cattolica, es una función de preocupaciones y principios compartidos, no la ambición del poder político. Como dijo una vez un amigo evangélico, toda la idea de la fe Bautista va en contra de la integración de la Iglesia y el estado. Los observadores extranjeros que quieren criticar a los Estados Unidos —y sí, siempre hay abundancia para que critíque— deberían notar ese hecho. Es más bien básico.

Rechazar los actuales ataques a la libertad religiosa como una “narrativa del miedo” —como el autor de La Civiltà Cattolica curiosamente lo describe— habría tenido sentido hace 25 años. Ahora suena intencionadamente ignorante. También ignora el hecho de que la cultura de guerra de los Estados Unidos no fue deseada, y no fue iniciada, por personas fieles a la constante creencia Cristiana. Así que es como una sorpresa especialmente rara cuando los creyentes son atacados por sus correligionarios solamente por combatir por aquello por lo que las Iglesias han mantenido siempre que es verdad.

Más temprano este mes, uno de los principales arquitectos y financiador del activismo LGBT dijo públicamente lo que debería haber sido completamente obvio: El objetivo de por lo menos algún activismo gay no es simplemente asegurar equidad para los atraídos por el mismo sexo, sino “castigar al malvado”, en otras palabras, castigar a aquellos que se oponen a la agenda cultural LGBT. No se necesita un genio para imaginarse a quiénes incluiría. Los conflictos actuales sobre la libertad religiosa y la identidad involucran una casi perfecta inversión de lo que una vez significaba correcto y equivocado.

Los Católicos están llamados a tratar a todas las personas con caridad y justicia. Eso incluye a los que odian lo que nosotros creemos. Ello requiere una conversión de corazón. Requiere paciencia, coraje y humildad. Necesitamos arrojar cualquier tipo de auto-rectitud. Pero la caridad y la justicia no pueden ser separadas de la verdad. Para los Cristianos la Escritura es la Palabra de Dios, la revelación de la verdad de Dios, y no hay forma de ablandar o desviar la sustancia de Romanos 1, 18-32, o de cualquier otro de los llamados bíblicos a la integridad sexual y a la conducta virtuosa. Tratar de hacerlo degrada lo que los Cristianos han siempre afirmado creer. Nos reduce a herramientas útiles de aquellos quienes asfixiarían la fe que tantos otros Cristianos han sufrido, y están ahora sufriendo, para testimoniar completamente.

Esto es por lo que grupos que luchan por la libertad religiosa en las cortes, en las legislature, y en la plaza pública —grupos distinguidos como la Alliance Defending Freedom and Becket (anteriormente conocida como Becket Fund for Religious Liberty— son héroes, no aborrecedores [lit. en inglés “haters”, sin traducción equivalente en español. N.de T.].

Y si sus esfuerzos atraen juntos a Católicos, a evangélicos y a otras personas de buena voluntad en causa común, debemos agradecer a Dios por la unidad que ello trae.