Tuesday, July 04, 2017

Diario favorito de Francisco manda mensaje al Pontífice: Tu nuevo prefecto tiene una mancha

¿Qué habrá pensado Francisco en la mañana del Lunes, al haber leído en primera página del único periódico que lee el titular: “Peodofila, una sombra sobre el obispo Ladaria”? Al parecer su diaro preferido desea enviarle un mensaje al tratar de sacarle al sol la ropita sucia a su nuevo nombramiento, el prefecto de la CDF.

Este es un reporte en español de La Vanguardia, Jul-04-2017.

NUEVA CRISIS EN EL VATICANO
Ladaria, último nombramiento del Papa, ocultó un caso de pederastia

Sombras sobre el nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe

EUSEBIO VAL, Roma. Corresponsal
04/07/2017


El nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe –el ex Santo Oficio–, el arzobispo Luis Ladaria Ferrer, mallorquín y jesuita, ordenó no dar publicidad al caso de un cura pederasta italiano, Gianni Trotta, que, en el 2012, fue obligado a dejar el ejercicio del sacerdocio y que luego continuó abusando de menores, como entrenador de fútbol, y acabó condenado a ocho años de cárcel por la justicia civil. Este caso fue recordado ayer en portada por el diario La Repubblica, que ya en febrero pasado, junto al semanario L’Espresso, denunció esta his¬toria.

El diario romano, en una exhaustiva información que firmaron dos periodistas, uno de ellos Emiliano Fittipaldi, autor de varios libros superventas sobre los últimos escándalos en el Vaticano, publicó una copia del decreto, en latín, en el que se instaba al superior de la comunidad a la que pertenecía el cura pederasta a que no revelara el motivo de la nueva condición del sacerdote para “no escandalizar a los fieles”. Es decir, se instaba al silencio para salvaguardar la reputación de la Iglesia, una práctica de autodefensa seguida durante siglos pero que choca con la nueva filosofía que, en teoría, debería imperar. La prioridad no tendría que ser tanto proteger el buen nombre de la Iglesia como evitar más víctimas de la pederastia.

Según La Repubblica, el decreto, firmado por el entonces prefecto de la congregación, el estadounidense William Levada, y por el propio Ladaria, en calidad de secretario, preveía que el motivo de la sentencia canónica sí fuera divulgado por el superior de Trotta si había indicios de “nuevo peligro de abusos” por parte del exsacerdote. Según el diario, se trató de una actitud “de Poncio Pilato”, incomprensible, dejando la responsabilidad a una orden a la que ya no pertenecía Trotta como cura y sin denunciarlo a la justicia civil, como hubiera sido la obligación de la alta instancia eclesiástica. Como consecuencia de esta negligencia, Trotta abusó de al menos una decena de menores, niños y niñas. Los hechos tuvieron lugar en un pueblo cercano a Foggia, en la región sureña de Apulia. Trotta fue detenido en abril del 2015. Uno de los fiscales que investigaron el caso se quejó de la falta de denuncia de la propia Iglesia, lo que habría evitado el delito y el trauma en los menores.

La nueva revelación periodística, pese a ser lo que aquí llaman minestra riscaldata, una sopa recalentada o asunto ya sabido, cobra relevancia por el ambiente de agitación que reina en el Vaticano. El sábado se anunció el relevo del prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el purpurado alemán Gerhard Ludwig Müller, quien no había ocultado en el pasado sus divergencias con el Papa en asuntos cruciales como la nueva línea blanda hacia los divorciados vueltos a casar. Días antes dejaba su cargo, con una excedencia concedida por Francisco, el responsable de la Secretaría para la Economía, el cardenal australiano George Pell, que se trasladará a su país para defenderse ante los tribunales de las acusaciones de abusos sexuales a menores formuladas contra él y que niega de modo tajante.

He aquí un paso más para la posible beatificación “sorpresa” de Francisco en Colombia

Como se indicó recientemente cuando se reseñó la publicación del programa oficial de la visita Francisco a Colombia, el card. Rubén Salazar, Arzobispo de Bogotá, ha dado a entender que durante dicha visita Francisco dará “una sorpresa”, sin detallar de qué se trataba. Una de las hipótesis que corren es sobre la posibilidad de una beatificación, uno de cuyos candidatos sería un obispo asesinado por la guerrilla del ELN en 1989: Jesús Emilio Jaramillo.

El periódico El Tiempo, Jul-04-2017, trae esta información que proporciona una pista sobre la “sorpresa” de la posible beatificación de este obispo por parte de Francisco cuando esté en Colombia.

Beatificarán a obispo colombiano que fue asesinado por el Eln

El Colegio de Cardenales de Roma dio vía libre al proceso de monseñor Jesús Emilio Jaramillo.

04 de julio 2017 , 08:25 a.m.

Justo este martes, día en que el Eln cumple 53 años, en el Vaticano se dio vía libre para la beatificación de monseñor Jesús Emilio Jaramillo, obispo de Arauca asesinado por ese grupo guerrillero el 2 de octubre de 1989.

El anuncio lo hizo el padre José María Bolívar, párroco de Arauca, quien dijo que todos los cardenales del Colegio votaron a favor de continuar con el proceso de beatificación de monseñor Jaramillo.

De acuerdo con él, lo que viene ahora es que el Vaticano expida el decreto mediante el cual se procede formalmente a la beatificación del obispo, quien fue asesinado a tiros en zona rural de Arauquita cuando realizaba una misión de evangelización.

Desde ayer y hasta Jul-07-2017 los obispos colombianos se encuentran reunidos en su 103ª Asamblea Plenaria, por lo que se podría inferir que en el curso de la misma brinden más información al respecto.

Fuera el cardenal discrepante

Este es un análisis del Prof. Roberto De Mattei respecto de la no renovación al término de su periodo como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe del card. Gerhard Müller, aparecido en Il Tempo, Jul-02-2017. La traducción está proporcionada por Adelante La Fe (con algunas adaptaciones).

Fuera el cardenal discrepante

por Roberto de Mattei

La destitución del cardenal Gerhard Ludwig Müller supone un momento crucial en la historia del pontificado del papa Francisco. La verdad es que Müller, nombrado prefecto de la Congregación para Doctrina de la Fe el 2 de julio de 2012 por Benedicto XVI, sólo tiene 69 años. Jamás se vio que a un cardenal al que le faltasen más de cinco años para la edad canónica de jubilación (75 años) no se le confirme en el cargo por otro lustro.

Tengamos en cuenta que hay prelados que a pesar de tener diez años más que el cardenal Müller siguen ejerciendo cargos importantes, como el cardenal Francisco Coccopalmerio, presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, el mismo purpurado cuyo secretario fue recientemente sorprendido in fraganti por la gendarmeria pontificia, en una orgía homosexual aliñada con drogas en un apartamento del Vaticano. Ahora bien, Coccopalmerio había manifestado aprecio por «Amoris laetitia», y explicado que «la Iglesia siempre ha sido el refugio de los pecadores», mientras que Müller no había ocultado su perplejidad por las aperture de la exhortación pontificia, aunque fuera con declaraciones oscilantes.

Desde esta perspectiva, la destitución del cardenal Müller es un acto autoritario que constituye un desafío abierto del papa Bergoglio al sector de cardenales conservadores a los cuales era notoriamente próximo el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Francisco ha actuado con energía, pero también con abilità. Ha comenzado a aislar a Müller, obligándolo a despedir a tres de sus más fieles colaboradores. Lo ha hecho para agotar toda posibilidad de renovación, aunque sin dar en ningún momento garantías explícitas. Al final lo ha sustituido, pero no por un exponente del progresismo radical, como sería por ejemplo el rector del la Universidad Católica de Buenos Aires, monseñor Víctor Manuel Fernández, o el secretario especial del Sínodo, monseñor Bruno Forte. El elegido es el arzobispo Luis Francisco Ladaria Ferrer, jesuita, hasta ahora secretario de la Congregación. Su elección tranquiliza y sorprende a los conservadores. Lo que algunos de éstos no entienden es que lo que le importa al papa Francisco no es la ideología de los colaboradores, sino la fidelidad a su propio plan de “reforma irreversible de la Iglesia”.

Más que de victoria del papa Francisco se debería hablar de derrota de los conservadores. El cardenal Müller no era partidario de la tendencia del papa Francisco, y se había sentido inclinado a adoptar públicamente una postura contraria, pero la idea más general en el sector conservador era que sería preferible que siguiera en su puesto callando antes que abrir la boca y perderlo. El Prefecto había escogido una actitud discreta. En una entrevista concedida a Il Timone, había dicho: “Amoris laetitia se debe interpretar claramente a la luz de toda la doctrina de la Iglesia. […] No me agrada, no es correcto que tantos obispos interpreten Amoris laetitia según entiende cada uno de ellos las enseñanzas del Papa”, si bien en otra declaración había expresado su contrariedad por la “publicidad” dada a las dubia de los cuatro cardenales. Lo cual, no obstante, no ha impedido su destitución.

En la estrategia de algunos conservadores, esa “actitud discreta” supone un mal menor comparado con lo que sería perder el cargo que había conquistado sobre sus adversarios. Esta estrategia de contención no funciona, sin embargo, con el papa Francisco. ¿Cuál ha sido en realidad la consecuencia de todo esto? Que el cardenal Müller ha perdido una valiosa oportunidad de criticar públicamente «Amoris laetitia» y ha terminado por ser destituido, sin la debida notificación previa.

Es cierto que, como señala Marco Tosatti, ahora tiene más libertad para decir lo que piensa. Pero aunque lo hiciera, sería la voz de un cardenal jubilado y no la del prefecto del dicasterio más importante de la Iglesia. El apoyo de la Congregación para la Doctrina de la Fe a los cuatro cardenales que prosiguen por el camino que han emprendido habría sido catastrófico para quien dirige actualmente la Revolución dentro de la Iglesia, y el papa Francisco ha conseguido evitarlo.

La lección que podemos sacar del asunto es que quien no combate por miedo a perder, después de echarse para atrás conoce la derrota.

Roberto de Mattei