Misericordia y ternura de un comprensivo Padre: Francisco amenaza con suspensión A Divinis a todos los sacerdotes de una entera diócesis nigeriana
Este es un interesante giro que han dados los acontecimientos ocurridos desde 2012 en la diócesis nigeriana de Ahiara, cuando meses antes de abandonar Benedicto XVI nombró obispo a Mons. Ebere Okpaleke. Desde ese entonces los sacerdotes de la diócesis y los laicos no le han permitido tomar posesión por el simple motivo de que no pertenece a la etnia mayoritaria en la diócesis, los Mbaise, de la que era el anterior prelado, Victor Chikwe, sino a la etnia Ibo, de la zona sureste. Mientras tanto el Card. Onaiyekan, Arzobispo de Abuja, ha fungido como administrador apostólico de Ahiara.
El pasado Jueves el boletín diario de la Oficina de Prensa informó sobre la audiencia privada que Francisco concedió a una delegación de la dióceisis de Ahiara, la cual en español dice así, según una traducción de agencia Fides:
El Santo Padre Francisco ha recibido en Audiencia privada, hoy 8 de junio, una Delegación de la Diócesis de Ahiara, acompañada por el Arzobispo de Abuja y Administrador Apostólico de Ahiara, S. Em. el Card. John Onaiyekan, por el Arzobispo Metropolitano de Owerri, S.E. Mons. Anthony Obinna, por el Arzobispo de Jos y Presidente de la Conferencia Episcopal de Nigeria, S.E. Mons. Ignatius Kaigama, y por el obispo de Ahiara, S.E. Mons. Peter Okpaleke.
También han formado parte de la delegación los sacerdotes, Clement O. Ebii, Jude N. Uwalaka, Uhuegbu Innocent Olekamma, la hermana Bernadette O. Ezeyi y S.A. Stanley Pius Iwu, Jefe Tradicional.
La Delegación ha realizado una peregrinación ad Limina Apostolorum visitando las Tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo, además de la Basílica de Santa Maria Mayor donde han realizado un momento de oración; por último, esta mañana han participado en la celebración privada de la Santa Misa con el Sumo Pontífice.
En los días anteriores la Delegación ha podido reunirse con el Cardenal Secretario de Estado, el Prefecto y los Superiores de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, con los que han examinado en profundidad la penosa situación de la iglesia en Ahiara.
En la audiencia de hoy, el Santo Padre, tras una atenta evaluación, ha hablado de lo inaceptable de la situación en Ahiara y ha se ha reservado la posibilidad de tomar las medidas oportunas, mientras Diócesis de Ahiara, al cuidado materno de Maria.

Pero lo que ha ocurrido hoy es que lo que les dijo Francisco ha sido publicado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Basicamente lo que ocurrió es que Francisco les ha dado un ultimatum, especialmente a todos los sacerdotes de la diócesis: O aceptan sin reserva al obispo en un un plazo de treinta días, tiempo que ya está corriendo, o serán suspendidos A Divinis.
Esta es la traducción al español de las palabras de Francisco, según agencia Fides.
Saludo cordialmente a la Delegación y les doy las gracias por haber venido hasta aquí desde Nigeria con un espíritu de peregrinación. Para mí, este encuentro es un consuelo, porque estoy muy entristecido por lo que sucede en la Iglesia de Ahiara.
La Iglesia, de hecho (y pido perdón por la palabra), está como en un estado de viudedad por haber impedido que el obispo pueda ir allí. Muchas veces me ha venido a la memoria la parábola de los viñadores asesinos, de los que habla el Evangelio (cfr. Mt 21, 33-44)… que quieren apoderarse de la herencia. En esta situación, la diócesis de Ahiara está como sin su esposo, y ha perdido su fecundidad y no puede dar fruto.
Los que se han opuesto a la toma de posesión del obispo, Mons. Okpaleke, quieren destruir la Iglesia; esto no está permitido; tal vez no se dan cuenta, pero la Iglesia está sufriendo y el Pueblo de Dios con ella. El Papa no puede quedarse indiferente.
Conozco muy bien los acontecimientos que desde hace años se van arrastrando en la diócesis, y doy las gracias al obispo por su actitud de gran paciencia; es más de santa paciencia, que tanto ha demostrado. He escuchado y reflexionado mucho, incluso sobre la idea de suprimir la Diócesis; pero luego he pensado que la Iglesia es madre y no puede dejar a tantos hijos como vosotros. Nutro un gran dolor por aquellos sacerdotes que son manipulados, tal vez incluso desde el exterior y desde fuera de la Diócesis.
Creo que en este caso no se trata de un caso de tribalismo, sino de apropiación de la viña del Señor. La Iglesia es madre y quién la ofende incurre en un pecado mortal, es algo grave. Así que he decidido no suprimir la diócesis. Sin embargo, me gustaría dar algunas indicaciones que deben comunicarse a todos: en primer lugar hay que decir que el Papa está muy dolorido, por lo tanto, pido que cada sacerdote o eclesiástico incardinado en la diócesis católica de Ahiara, tanto residente, o que trabaje en otro lugar, incluso en el extranjero, me escriba una carta dirigida a mí en la que pide perdón; todos deben escribir de forma individual y personal; todos debemos sentir este dolor común.
En la carta
1. se debe manifestar claramente total obediencia al Papa, y
2. quién escribe debe estar dispuesto a aceptar al obispo que el Papa envíe y al obispo nombrado.
3. La carta debe ser enviada dentro de los próximos 30 días a partir de hoy hasta el 9 de julio próximo. Quién no lo hará ipso facto será suspendido a divinis y retirado de su cargo.
Esto parece muy duro, pero ¿porque hace esto el Papa? Porque el pueblo de Dios está escandalizado. Jesús recuerda que los que escandalizan, deben atenerse a las consecuencias. Tal vez algunos han sido manipulados sin el pleno conocimiento de la herida infligida a la comunión eclesial.
A vosotros, hermanos y hermanas, os doy las gracias de corazón por vuestra presencia; del mismo modo que al cardenal Onaiyekan por su paciencia y al Obispo Okpaleke, del que he podido admirar además de su paciencia, su humildad. Gracias a todos.