Wednesday, May 10, 2017

Amoris Lætitia: “Si nos casamos como cristianos, tenemos que asumir las consecuencias de ello”, card. Müller

El card. Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, concedió una entrevista para Observador de Portugal, May-09-2017. De ella traducimos los apartes que se relacionan con la controversia suscitada por la Exhortación Apostólica Postsinodal Amoris Lætitia.

Ha habido momentos, después de la elección de este Papa, que insiste en un enfoque pastoral, en el que el señor cardenal advirtió que la Iglesia debe ser prudente con algunos cambios. Me refiero a la interpretación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, y a la carta que algunos cardenales escribieron al Papa durante el Sínodo de la Familia, por ejemplo. ¿Cómo maneja el hecho de que el Prefecto parece, a veces, tener una opinión diferente a la del Papa?

No me parece que el Papa haya cambiado la doctrina de la Iglesia. La doctrina dogmática no puede ser cambiada porque se basa en la revelación y en el magisterio de la Iglesia, del Papa y de los obispos. En la doctrina de la Iglesia, Jesús es alguien que revela, es un mediador para la salvación. Los apóstoles y sus sucesores ejercen apenas el ministerio de la revelación y de la salvación que nos es dada por Jesucristo. Tenemos que ser verdaderos ministros de Cristo. El Papa Francisco ya dijo que la doctrina relativa al matrimonio es muy clara, muy bien formulada y no está sólo relacionada con las palabras de la Biblia. Resulta de la doctrina establecida a lo largo de dos mil años. No podemos ignorar el Concilio de Trento, por ejemplo, ni la doctrina sobre el matrimonio elaborada en la [constitución pastoral] Gaudium et Spes, resultante del Concilio Vaticano II, ni lo que está dicho en la [exhortación apostólica] Familiaris Consortio [de Juan Pablo II], ni en la encíclica Caritas in Veritate, del Papa Benedicto XVI, ni en todas las declaraciones hechas por nosotros. El problema hoy es cómo nos debemos dirigir a este gran número de personas que no entienden la doctrina cristiana relativa al matrimonio. Comparten otra mentalidad que no es amistosa, ni favorable a la vida ya las prácticas cristianas. [La cuestión está en percibir] cómo llegar a estas personas y explicar lo que significa para nosotros la gracia de Dios, cuál es el significado profundo del matrimonio, de la paternidad, de alguien que se convierte en padre o madre. Estos elementos básicos de nuestra antropología no siempre son comprendidos.

Pero esos diferentes enfoques vienen de todas partes, incluida la Iglesia. Los obispos de su país, Alemania, por ejemplo, tienen una opinión diferente en relación al Capítulo VIII de la exhortación Amoris Laetitia.

Pero nada de esto depende de las opiniones personales de los miembros de la Iglesia. No son las opiniones de los obispos las que son decisivas, sino la fidelidad a la palabra de Dios. Hay aquí un cierto positivismo del magisterio, como si el Papa o el consejo de los obispos fueran señores de la revelación. Eso es un malentendido. El Papa dio una interpretación en Amoris Laetitia, y no es bueno que los obispos den una interpretación de la interpretación. Y critiqué eso. Es contrario a la estructura de los sacramentos de la Iglesia Católica. El Papa tiene una autoridad superior, sujeta a la revelación, y es responsable de la unidad de la Iglesia, en la fe revelada. No es alguien que emita ciertas opiniones para hacer una síntesis de opiniones sobre ello. Algunos obispos corren el riesgo de dar más atención a aquello que puede sufrir el efecto de la opinión pública que a la palabra de Dios, que debería venir en primer lugar, de acuerdo con la Biblia y la tradición apostólica.

¿Y cuál es su propuesta para lidiar con los católicos que contrajeron matrimonio y se divorciaron?

El sacramento del matrimonio es indisoluble por voluntad de Dios. Ninguno puede cambiar eso. Una posibilidad es regresar al esposo legítimo o entonces desistir de las relaciones que no son válidas. La cuestión está sólo en percibir si las condiciones para ese matrimonio estaban reunidas, de acuerdo con los preceptos de la Iglesia. El matrimonio civil no es exactamente igual al sacramento del matrimonio. Seguramente hay muchas personas que no consiguen entender esto.

¿Le parece que siempre es posible volver al matrimonio?

Si humanamente no es posible, tampoco pueden vivir [con otros] como si fueran esposos.

Hay quien argumente que eso elimina la posibilidad de penitencia o la posibilidad de reconocer lo que salió mal, permaneciendo envueltos en la vida de la Iglesia.

No es posible tener dos tipos de cristianismo: uno para una élite, que respeta la palabra de Dios, y el otro para los demás, a quienes imponemos sólo algunos derechos y sacramentos, dejando que la vida corra como ella es. Jesús vino para cambiar el viejo mundo de pecado, del cual hacía parte el divorcio. Jesús explicó esto de forma muy clara. No es así tan fácil satisfacer la voluntad de Dios. Jesús no quería ir a la Cruz. Podemos decir que era necesario que Jesús muriera por nuestros pecados, pero eso no depende de nuestra voluntad personal, de nuestra opinión. Cuando las personas dicen que sí sólo a una persona, para toda la vida, y les es concedido por Dios el lazo matrimonial, Él establece una alianza entre esas dos personas. Debemos respetar la realidad del sacramento que recibimos. Seguramente para muchos en el mundo esto es extraño. Muchas personas son incapaces de percibir y buscan formas de escapar a esta realidad. Pero si somos bautizados, somos bautizados, somos cristianos. No podemos decir: “Ah, yo vivo en un mundo de musulmanes, voy a la mezquita, porque podemos alabar a Dios en todos los sitios”. Si somos cristianos, somos cristianos. Es necesario asumir las consecuencias. Si nos casamos como cristianos, tenemos que asumir las consecuencias de ello. No podemos decir: “Me casé primero, tuve dos niños, y después me casé con otra persona, tuve otros hijos y ya no quiero saber de los primeros”. Hay obligaciones que resultan del matrimonio y que es necesario asumir.

Capítulo 8° de Amoris Lætitia es “un bien para la Iglesia”


“Fuentes jurídicas vaticanas consultadas por Religión Confidencial” y sin identificar, en un artículo de fecha May-10-2017, preguntadas sobre el capítulo 8° de Amoris Lætitia, han dicho que es “un bien para la Iglesia”. Léanlo para que lo crean.

Un año de Amoris Laetitia: aumenta el número de personas que solicitan resolver su situación familiar

Fuentes jurídicas vaticanas aseguran que la exhortación del Papa ha animado a muchas parejas que estaban desalentadas

A más de un año de la publicación de la Exhortación Apostólica postsinodal Amoris Laetitia del Papa Francisco, continúan surgiendo análisis, debates y ensayos en torno a este documento pontificio. Sin embargo, en este último año, se está produciendo un hecho relevante que parece pasar de puntillas: aumenta el número de personas que quieren resolver su situación familiar.

Fuentes jurídicas vaticanas consultadas por Religión Confidencial aseguran que entre Amoris Laetitia y la reforma del proceso matrimonial que ha impulsado el Papa “se ha producido en toda la Iglesia un notable aumento de gente que se ha animado a resolver la situación familiar en la que se encontraban, y que estaban desalentados o sin demasiada esperanza de que pudiera tener arreglo. Esto, de por sí, es muy positivo”.

Debido a este incremento, las mismas fuentes afirman que “es necesario que los pastores dediquen a esas personas el tiempo y la continuidad que necesitan, entre otras razones porque en Amoris Laetitia se tienen en cuenta el conjunto de las condiciones objetivas y subjetivas que influyen en la moralidad de los actos: no solo las objetivas, ni únicamente las subjetivas, como injustamente alguno podría entender”.

Capítulo VIII, un bien para la Iglesia

Estas fuentes recuerdan con claridad que el controvertido capítulo VIII de la exhortación titulado “Acompañar, discernir e integrar en la fragilidad” es “un bien para la Iglesia. Basta pensar que es doctrina bien sopesada, fruto de dos sucesivos Sínodos de los Obispos. Además, como tantas veces se ha insistido, no ha cambiado en nada la precedente doctrina de la Iglesia en esta materia”.

¿Cuál es la novedad entonces de la Amoris Laetitia? Las mismas fuentes jurídicas vaticanas explican que “en lugar de `café para todos´, es decir, en vez de aplicar a todas las situaciones `irregulares´ un mismo `cliché´ que bloqueaba el acceso a los sacramentos, ahora la Iglesia pide que la decisión última la tomen los interesados con conciencia ´recta` y `delicada´, dos términos que son decisivos, y que pueden llevar a comportamientos prácticos muy distintos”.

Estos comportamientos pueden ser o bien aceptar que se convive con quien no es el propio cónyuge y, por tanto, que se debe ´procurar` una vía de abstención, acudiendo a la confesión siempre que sea necesario, o concluir que sí lo es, en cuyo caso debe tratar de evitarse un posible escándalo, siguiendo aquí los consejos del pastor.

“Esta solución no es ni ´subjetiva` ni `superficial´, y lo que pide es que, tras un verdadero proceso de conversión –que implica acercarse más a Dios, a quien sabemos que no podemos engañar, y la adquisición de un adecuado conocimiento sobre lo que es el matrimonio y la familia– cada sujeto esté en condiciones de adoptar en conciencia la solución que cree adecuada a su situación”, explican las mismas fuentes.

Bloqueo de las situaciones irregulares

De este modo, -indican los mismos expertos jurídicos del Vaticano- se ha superado la precedente situación de “bloqueo”, en la que parecía que estas situaciones “irregulares” ya no tenían solución y solo cabía ponerlas en las manos de Dios.

“Ahora se abre una nueva perspectiva en la que, a través de la conversión y del amor de Dios, quienes han pasado por esas experiencias dolorosas, pueden adoptar una conducta coherente –en este caso– con la exigencia de recibir al Señor en la Eucaristía en estado de gracia. Todo esto, en definitiva, es resultado de un proceso de conversión de las personas y de un trabajo arduo y muy exigente de seguimiento pastoral. Amoris Laetitia supone, sobre todo, mucho más trabajo pastoral para los sacerdotes”, subrayan estas fuentes.

Reforma procesos matrimoniales

Respecto a la reforma de los procesos matrimoniales, los expertos jurídicos consultados por RC declaran que “era algo necesario en la Iglesia, y las soluciones que se han adoptado resultan por regla general oportunas y eficaces. Con el tiempo, cuando lleguen suficiente y claras experiencias de todo el mundo, habrá que ver si hay que modificar algunos aspectos secundarios si se ve que han quedado flecos por atar. Pero en línea de principio, se está comprobando que la reforma ha sido necesaria y adecuada”.