Pietro Maria Fragnelli, es el obispo de Trapani y presidente de la comisión episcopal para la familia y la vida de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI); entrevistado en el periódico de los obispos italianos, Avvenire, Abr-15-2017, sobre la exhortación apostólica postsinodal Amoris Lætitia, es preguntado sobre el capítulo octavo, el más controversial. Esta es nuestra traducción de su respuesta, en la parte donde equivocadamente se atribuye una cita al N° 304 de la exhortación, se debe leer 305.
Entre los puntos más controvertidos, inútil negarlo, los confrontados en el capítulo VIII. ¿Cómo han sido acogidas en las diócesis italianas aquellas indicaciones y cuáles las estrategias pastorales más significativas puestas en marcha?
Los temas nodales del capítulo VIII han provocado un cierto desorientamiento, especialmente para quien estaba acostumbrado a una mentalidad y a una praxis pastoral sobre todo consolidada, si no incluso rígida [lit. italiano “ingessate”]. Pero en el momento en el cual nuestra comunidad cristiana ha aceptado “salir” a las periferias existenciales, están encontrando las personas más frágiles, entre las cuales a veces están las heroicas. La diócesis italianas, en modos y tiempos diferentes, están reestructurando su capacidad para acoger lo concreto de las relaciones familiares. Se debe madurar una conciencia nueva de la realidad de las familias, sin juzgar antes de conocer y aplicando la ley de la gradualidad en el acompañamiento y en la progresiva integración de los dones de Dios. La verdadera caridad, que siempre es “inmerecida, incondicionada y gratuita”, impone el deber de discernir bien el “pecado objetivo”, las situaciones irreversibles y los deberes hacia nuevos hijos; la pastoral está llamada a verificar las diversas formas de exclusión, anunciando la confianza en la misericordia de Dios que no se le niega a nadie. En particular se advierte que, en el examen los factores que limitan “la capacidad de decisión”, hay que evitar los mensajes “equivocados” que llevan a pensar que “la Iglesia sostiene una doble moral”. El Papa pide profundizar un criterio clave: “El discernimiento debe ayudar a encontrar los posibles caminos de respuesta a Dios y de crecimiento en medio de los límites” (Al 304).