Próximo a convertirse en arzobispo emérito de Ferrara y Comacchio, Mons. Luigi Negri ha concedido esta entrevista a Rimini 2.0, Mar-06-2017. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Monseñor Negri, una curiosidad de absoluto profano: ¿Pero un sacerdote puede retirarse? Si se trata de una misión y no es un trabajo, ¿cómo se le hace decir a una persona “ya basta”?
“No se puede decir, y de hecho voy a seguir trabajando. A lo sumo, puedo decir que ya no tengo la guía de la operación de la diócesis de Ferrara y Comacchio que he aceptado con humildad y espíritu de servicio a petición de Benedicto XVI. Pero sigo siendo arzobispo emérito, no ceso en la responsabilidad de guiar a los católicos, cosa que sin duda haré, aunque con otra modalidad. Me dedicaré principalmente al lado cultural. Buscaré llevar a cabo un discurso de sensibilización, en línea con la tradición católica. Intentaré actuar en este compromiso con gran libertad, confortado por muchos autorizados amigos”.
Se conoce su gran relación con el Papa emérito Benedicto XVI...
“Durante estos últimos 4 años me he reunido varias veces con Benedicto XVI. Fue él el que me pidió dirigir la diócesis de Ferrara, muy preocupado por la situación en la que estaba la diócesis. Con Benedicto nació una relación de fuerte amistad. Siempre me he vuelto a él en los momentos más importantes para discutir las opciones por hacer y nunca he negado su opinión, siempre en un espíritu de amistad”.
Dada esta relación, ¿se ha formado una opinión acerca de por qué Benedicto ha renunciado al papado, un gesto dramático en la historia milenaria de la Iglesia?
“Se ha tratado de un gesto inaudito. En los últimos encuentros lo he visto físicamente fragilizado, pero muy lúcido en su pensamientos. Tengo poco conocimiento —por fortuna— de los hechos de la Curia romana, pero estoy seguro de que un día emergerán graves responsabilidades dentro y fuera del Vaticano. Benedicto XVI ha sufrido presiones enormes. No es casualidad que en Estados Unidos, incluso sobre la base de lo que ha sido publicado por Wikileaks, algunos grupos de católicos han pedido al presidente Trump abrir una comisión de investigación para indagar si la administración de Barack Obama ha ejercitado presiones sobre Benedicto. Sigue siendo por ahora un misterio gravísimo, pero estoy seguro de que las responsabilidades van a salir. Se acerca mi “fin del mundo” personal y la primera pregunta que le haré a San Pedro será justo sobre este tema”.
Después de la “renuncia” de Benedicto se ha asistido a un punto de inflexión en la Iglesia. Es un hecho que el pontificado de Francisco está en el centro de las discusiones. Por un lado, tal vez históricamente alejada de la Iglesia, se asiste a una celebración del nuevo papa, de ambientes definidos como más tradicionalistas vienen críticas y dudas...
“La Iglesia debe a Benedicto la extraordinaria conjugación de Fe y la Razón. La razón para investigar y la fe como verificadora. Con la aplicación de este método me sentí como en mi casa, en una especie de continuación ideal de los años de conocer a don Luigi Giussani.
La actualidad ve un gran debate y mucha confusión en tanta eclesiasticidad, hay la sospecha de que no son claras las líneas de comprensión auténtica de todo el dogma cristiano, corroborado por la tradición. La hipótesis es la de hacer coincidir el camino de la Iglesia con el presente, pero no se considera que, sin tener en cuenta la tradición, este intento está destinado a la infecundidad.
También se ha hecho una damnatio memoriae de la inmensa obra de los pontificados de Benedicto XVI y de Juan Pablo II.
Entre otras cosas, es incomprensible que hayan encontrado crédito en la Santa Sede personalidades equívocas y discutibles. Equívocas porque no están privadas de base científica. De la “Gaudium et Spes” emerge que la Iglesia debe respetar la libertad y la autonomía de la investigación científica y técnica (“la legítima autonomía de las realidades terrenas”), porque la investigación, con métodos verdaderamente científicos y de acuerdo con las normas morales, no es contraria a la fe. Es justa la reacción a estas opciones incomprensibles por parte de muchos ambientes científicos, que se vean preferidos científicos menos competentes e ideologizados en sentido anticatólico”.
Las crónicas siempre ofrecen nuevos materiales para la fundamental cuestión bioética. En este punto, aunque sólo sea desde el punto de vista de un observador de los medios de comunicación, es evidente un debilitamiento de la voz de la Iglesia Católica.
“Este es un aspecto desconcertante. El ministerio nunca debe mantenerse tranquilo. También en este caso parece que hemos olvidado el esplendor de los pontificados del siglo XX. En esos casos asistimos a una pertinencia absoluta en el juzgar, para después dar a luz la caridad, a partir de este juicio.
Ahora estamos asistiendo a un “vulgata” que pone en duda las propias palabras de Dios, hay una contraposición entre la doctrina y pastoral, entre la verdad y la caridad.
En este punto bastaría la fulgurante definición deslumbrante del cardenal Cafarra: “La pastoral sin verdad es sólo arbitrio”.
La Iglesia ahora, lamentablemente, está llena de asociaciones y grupos que dan directrices y normas de comportamiento sobre todas las cuestiones, sin considerar la verdad.
La Iglesia siempre ha luchado para defender lo humano. Si el mundo destruye lo humano y yo ayudo al mundo, entonces destruyo lo humano. Por desgracia, la impresión es que las personas cercanas a la Iglesia ayudan a esta destrucción de lo humano”.
Una historia que se está dividiendo el mundo católico está representado por las “dubia” planteadas por cuatro cardenales sobre la exhortación apostólica Amoris Laetitia del Papa Bergoglio. La respuesta a estas “dubia” no llega, en su opinión el Papa Francisco debe afrontar los problemas propuestos?
“La Amoris Laetitia necesita una especificación, por desgracia la guía última de la Iglesia todavía permanece en silencio. Yo creo que el Santo Padre debe responder, aunque parece haber decidido lo contrario. Desafortunadamente se ha desencadenado una autentica histeria contra estos cuatro cardenales que son acusados de todo. Hay quien llega a sugerir despojarlos de la birreta cardenalicia. Se trata de episodios desagradables. Los antipapistas desde hace un tiempo se han vuelto hiperpapistas para su propio uso y consumo”.
También Usted en su vida no se ha guardado en el debate público y a menudo ha debido sufrir ofensas e insultos.
“Siempre me he gloriado, como sugiere San Pablo, de las ofensas que he recibido por la defensa de la fe y la caridad. Están en juego cuestiones más profundas que mi historia personal. Un ejemplo de este modo de proceder lo viví justo en Ferrara cuando planteé la cuestión de la “movida” nocturna frente a la catedral. Planteé el tema fundamental de la educación, de qué hizo que los jóvenes rezagados hicieran de un lugar sagrado como el atrio de la catedral un prostíbulo. Por esta postura mía, que era un tema fundamental e inevitable —la cuestión de la educación—, he sido atacado por pseudomoralistas también presentes en las instituciones, pero nadie respondió sobre el tema que planteé. Me quedé solo por parte de todas las instituciones en esta batalla, excepto por el alcalde de la época que, casualmente, fue rápidamente reemplazado. Se me acusó de ser un reaccionario, de moralismo, no conocer a los jóvenes. ¿No conozco a los jóvenes? ¿Cómo se puede decir tal cosa? En toda mi experiencia en el movimiento de Comunión y Liberación siempre he sido y sigo todavía estando en contacto con miles de jóvenes. El problema es que es más fácil criminalizar que medir los problemas reales, y más fácil ofender que discutir con los que hacen las preguntas racionales y de sentido común.
El problema es que después de cuatro años la situación no ha cambiado, ahora ya no existe la movida nocturna frente a la catedral sólo porque trabajos [de restauración]. El drama es que nadie todavía se pregunta sobre el futuro de estos jóvenes”.
De la lectura de sus textos, especialmente los relativos a la historia de la Iglesia y de los de Benedicto XVI emergen muchas críticas de los estados modernos, a veces casi me dio la impresión de estar frente a un “anarquísmo Católico”.
“No me gusta la expresión anarquismo. Como consecuencia de una fuerte tradición he identificado algunos problemas. La Iglesia siempre ha insistido en que no cualquier institución tiene derechos en cuestiones religiosas. Orígenes, en el siglo II, afirmaba sobre el emperador: “Usted es una gran cosa bajo el cielo, pero los derechos de Dios son más grandes que la suyos”. Entonces siempre ha habido una clara posición de la Iglesia sobre estos temas.
El Estado moderno y contemporáneo ha puesto en marcha un terrible intento de absolutización de la política y entonces de la ideología política. La Iglesia ha luchado con esta deriva e impidió que el totalitarismo triunfe. El estado debe permanecer en sus áreas.
También hay otro aspecto importante. Como decía Hannah Arendt, la democracia no es un procedimiento, sino un traje. Si falta el traje, esto es el diálogo entre las partes, la democracia puede ser violada. Cuando veo que algunas opiniones no son ni siquiera consideradas temo por la democracia. Paradójicamente en Italia en 2017, donde las diferentes opiniones, no “mainstream”, son a menudo criminalizadas, la democracia corre un fuerte riesgo, más grande que en el pasado”.
El tema del “fin de la vida” es uno de los más debatidos. A veces se tiene la sensación de que surja una voluntad de negar el sufrimiento, como si ya no debiera existir para el hombre contemporáneo. Platón, por el contrario, en su concepción filosófica, afirmó que uno de los métodos para llegar al conocimiento es justamente sufriendo. Es inútil agregar que este concepto encuentra su ápice en el Cristianismo, en la Pasión y en la Cruz. En resumen, este querer cancelar el sufrimiento parece querer negar una posible vía de conocimiento.
“La concepción postiluminística, mayoritaria en el mundo contemporáneo, considera el conocimiento como una “sistematización de objetos”, donde todo está catalogado y es explicable. El conocimiento auténtico es en cambio abrirse al misterio de la vida, es la búsqueda del significado de esta vida terrena. El sufrimiento es un aspecto fundamental de la comprensión de esta realidad. Pero ahora en cambio se trivializa el sufrimiento, predomina una antropología donde el sufrimiento no tiene lugar. Pero la realidad es terca y se mantiene, se hace cargo todas las veces que el misterio de Dios lo permite”.
Otros eventos sociales están inflamando el debate, tales como los relacionados con la familia. Y a menudo muy complejos acontecimientos se resolvieron mediante sentencias jurídicas.
“En nuestro país está en marcha, legítimamente, un debate donde está apareciendo una antropología que ve la vida como objeto de un proceso manipulable, alterable, donde avanzan las pretensiones y los derechos emergen. Los que luchan contra esta visión propone en cambio una antropología donde la vida se considera un regalo.
Sólo hay un lugar en donde estas cuestiones pueden ser discutidas y es el parlamento que representa la expresión de la soberanía popular.
Otros intentos de resolver estos problemas, como siempre ocurre con más frecuencia a través de las sentencias de los tribunales no son legítimas. La sentencia de los jueces de Trento, que reconoce dos padres a hijos que nacen con la reproducción asistida, es vergonzosa. Los jueces, la magistratura deben aplicar lo establecido por el Parlamento. Por desgracia, en los últimos 30 años hemos asistido con demasiada frecuencia a tomas de posición de parte de la magistratura que representan lesiones al carácter democrático de nuestro país”.
Leyendo y estudiando el trabajo de muchos exponentes de la Iglesia definidos como “tradicionalistas”, a veces me sorprendo encontrando afirmaciones que a mi modo de ver son revolucionarias. Pero siempre se les define como “retrógradas”, ¿por qué se aplican etiquetas a menudo engañosas?
“Hay una página espléndida de Manzoni que afirma: “El buen sentido estaba, pero estaba oculto por miedo al sentido común”. Es la representación perfecta de nuestro tiempo. El sentido común es impuesto por los medios de comunicación eficaces que son guiados por los grandes potentados económicos y políticos. Asistimos a la negación del buen sentido absoluto. Es negada la belleza del amor entre el hombre y la mujer, la capacidad del sacrificio, se niega lo que Benedicto define como la buena y bella vida. La tradición sede ser condenada porque niega este progresismo que no tiene fundamento racional y no es positivo sociológicamente. Los paladines de estas tomas de posiciones ni siquiera sienten la necesidad de justificar estas afirmaciones. Si uno se permite desafiar el sentido común es acusado de lesa majestad. Y el delito de lesa majestad no es expresión de democracia. De hecho, nuestra democracia es frágil, parece extinguirse”.
¿Y qué se puede hacer para evitar esto?
“Las personas que no se sienten definidas por este conformismo deben expresar sus convicciones, tanto a nivel individual como colectivo. Después, y este es el aspecto más importante, se debe verificar el éxito de sus acciones. Esta es una gran enseñanza de Don Giussani: la verificación”.
Giussani y Comunión y Liberación, son una parte fundamental de su vida. Usted fue uno de los protagonistas de este movimiento, ahora no parece en sintonía con los vertices.
“Comunión y Liberación es una extraordinaria experiencia de fe viva, de encuentro real con Jesucristo, a quien debemos querer más que a nuestro padre y nuestra madre. Giussani nos ha excitado, nos ha llevado a ser hijos de la Iglesia y a ser sus humildes servidores. Giussani nos enseñó a hacer estricta referencia a la tradición teológica.
Ahora bien, es innegable que se propongan otras visiones, en los que a veces no ha habido una coincidencia de puntos de vista, pero espero que mi mayor libertad y la posibilidad de estar sistemáticamente en Milán hagan posible no tanto la represalia, sino el nacimiento de un diálogo que espero colaborativo”.