Sunday, February 26, 2017

Llamado a Francisco: Adelante con el diaconado para las mujeres


Pie de foto de Il Mattino (edición Caserta), Feb-26-2017, pág. 9 (ver imágen).

«Adelante también con las mujeres diácono»

Llamado al Papa Francisco a seguir adelante con el diaconado a las mujeres. Llega de don Vinicio Albanesi, presidente de la comunidad de Capodarco recibida hoy en audiencia en el Aula Paulo VI. El sacerdote, en primera línea en la ayuda a los pobres y los que viven en necesidad social, ha regalado al Pontífice un libro dedicado al diaconado de la mujeres. «Según Yo —ha observado Albanesi— es posible. Quien vive en las periferias, sabe lo que son tantas religiosas, pero también laicas, personas que se dedican a la caridad que pueden recibir el diaconado, que no es sacerdocio sino ministerio. Para mí es posible». Se recuerda que el Papa Francisco, de regreso de Polonia, el pasado agosto ha creado una comisión de estudio sobre el diaconado de las mujeres.

El nombre exacto del libro regalado a Francisco durante la audiencia de ayer y escrito por don Albanesi es “El diaconado para las mujeres. ¿Es posible?” (“Il diaconato alle donne. E’ possibile?”), y efectivamente fue uno de los cuatro regalos, como lo confirma el sitio de internet de la propia comunidad de Fermo.

El Papa contra la Curia, aclamado por el pueblo


Esta es una versión en español de la columna de Sandro Magister originalmente publicada hoy en la revista L'Espresso. El título que le dan en español difiere del que le dan en la edición impresa, que es algo así como “El Papa contra la Curia, aclamado por el pueblo”, título al que nos hemos ceñido.

Un solo hombre al mando, ante el aplauso de la multitud

Sandro Magister

Popularidad y soledad son las dos caras del pontificado actual, contradictorias sólo en apariencia.

Una enésima prueba de la popularidad del Papa Francisco ha sido su visita, el 17 de febrero, a la universidad de Roma Tre, ante la exultación de docentes y estudiantes (ver foto), una espectacular revancha a la prohibición que impidió, en 2008, que Benedicto XVI entrara y hablara en la otra universidad de Roma, la más noble y antigua, la Sapienza [Sabiduría], por ser culpable de querer introducir a Dios y la fe en el templo inviolable de la diosa razón.

En la universidad Roma Tre Francisco ha hablado, y mucho, en un discurso improvisado, interrumpido por decenas de aplausos. Ha hablado de diálogo y de multiculturalidad, de migraciones y de paro juvenil, con todo lo que, según él, deriva de todo ello: "Dicen que las verdaderas estadísticas de los suicidios juveniles no las publican; se publica algo, pero las verdaderas no".

Pero en 45 minutos de discurso ni una sola vez ha pronunciado las palabras Dios, Jesús, Iglesia, fe, cristianismo.

Es la misma neutralidad que Francisco adopta cuando expone a los "movimientos populares" su visión política altermundalista y anti-globalización. Porque es en el pueblo –"una categoría mística", lo define– donde ve la génesis del rescate. Y es al pueblo, cristiano o no, al que el Papa apela cuando denuncia las fechorías de los mercados mundiales, de la economía que mata, de los poderes anónimos que se nutren de la guerra, como también de las anticuadas, esclerotizadas e inmisericordes instituciones eclesiásticas.

Pero su popularidad, de hecho, es la de un Papa que se aísla de las instituciones para poder criticarlas mejor, ante la aclamación del pueblo. No es casualidad que elogie el populismo latinoamericano, como ha hecho en una reciente entrevista a "El País"; él, que de joven fue peronista.

En el Vaticano se aloja en la Casa Santa Marta, que es un hotel, precisamente para alejarse lo más posible de esa curia que no ha amado nunca y que tiene muy pocas ganas de reformar estructuralmente.

Prefiere elegir personalmente a sus colaboradores más cercanos. Uno lo ha traído de la universidad católica de Buenos Aires: Víctor Manuel Fernández, su teólogo predilecto. Otro lo ha elegido de la "Civiltà Cattolica": el jesuita Antonio Spadaro. Por no decir de los monseñores Konrad Krajewski, Fabián Pedacchio Leaniz, Battista Ricca y Marcelo Sánchez Sorondo: el primero es su "limosnero" y el segundo su secretario personal.

Cada uno, sin embargo, se ocupa de una pequeña parte de la mole de actividad del Papa y ninguno de ellos conoce el conjunto de la misma. Jorge Mario Bergoglio siempre ha tenido su propia agenda personal, que sólo él compila y consulta.

Cuando funciona, la curia no obstaculiza a los Papas, los ayuda. Modera los poderes absolutos con un "check and balance" análogo al de las democracias modernas.

La congregación para la doctrina de la fe, en particular, debería garantizar que todos los actos del magisterios sean perfectos, previamente controlados palabra por palabra. Es cuanto sucedía entre Juan Pablo II y el entonces prefecto de la congregación, Joseph Ratzinger.

Pero con Francisco este equilibrio ha desaparecido.

Es cada vez más frecuente que el Papa actual no pronuncie los discursos escritos y prefiera improvisar. Y cuando tiene que escribir una encíclica o una exhortación también va por libre, con la ayuda de sus escritores fantasmas Fernández y Spadaro, montando a su gusto los materiales que le ponen a disposición.

Después envía el borrador, como establece la costumbre, a la congregación para la doctrina de la fe y ésta se lo reenvía con decenas, e incluso cientos, de anotaciones que él, sistemáticamente, ignora.

Sucedió así con "Evangelii gaudium", el documento programático del pontificado, y con "Amoris laetitia", la exhortación sobre el matrimonio y el divorcio que está dividiendo a la Iglesia a causa de las interpretaciones opuestas que ha suscitado.

Para descubrir, después, que párrafos enteros de "Amoris laetitia" habían sido copiados de artículos escritos diez o veinte años antes por Fernández, al que Francisco no le ha revocado mínimamente la confianza.

Más bien al contrario. Fernández es el crítico más feroz del cardenal Gerhard L. Müller, el ya superfluo prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, al que le imputa la inaudita pretensión de querer "controlar" la teología del Papa.

“Se debe anunciar el Evangelio sin traicionarlo”: Card. Gerhard Müller


Se podría inferir que el card. Gerhard Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, está quemando sus últimos cartuchos, si es cierto que su salida está próxima, y las actuaciones que le veamos podrían ser las últimas en calidad de prefecto. Esta es nuestra traducción de una porción de una entrevista que le hace Paolo Rodari para La Repubblica, Feb-26-2017, pág 14.

¿Francisco tiene en la curia romana opositores?

“Todos los cardenales han estudiado teología, todo conocen la doctrina del papado y del episcopado. Somos sacerdotes competentes que conocen bien la misión del Papa, su importancia para todos. Vivimos una colegialidad afectiva y efectiva con Francisco. Desgraciadamente algunos medios de comunicación han señalado más la legítima diversidad de opinión y no la gran armonía. El Papa es el 266 sucesor de Pedro, y cada uno, incluido él mismo, tiene su propia historia. Esta individualidad es la forma en la que cada uno cumple su misión. Francisco tiene la particularidad de venir de un continente no europeo. Esta diferencia es preciosa para nosotros”.


Especialmente en la web no falta quien contrapone sus intervenciones sobre la doctrina con lo que dice el Papa...

“Son pequeñas facciones de derecha y de izquierda que pelean entre sí usándome a mí y al Papa. Son posiciones ideológicas que no comparto en nada. Por cierto, dentro de no mucho tiempo, se dará a conocer s un libro mío sobre el Papa y el Papado… Todos servimos a la obra del Papa. Trabajamos juntos para servir a su misión”.

¿Cree que sobre la comunión para los divorciados vueltos a casar Francisco pida un nuevo paso?

“Tenemos el mensaje de Jesús y la Biblia que dicen palabras claras sobre el fundamento del matrimonio en la voluntad salvífica de Dios. Las condiciones sociológicas cambian pero también hay que tener en cuenta que existen diferentes antropologías que no aceptan la nuestra, fundada en la Palabra de Dios. Se debe anunciar el Evangelio sin traicionarlo. Francisco quiere hacer sentir la cercanía del Buen Pastor al pueblo de Dios con la predicación y el testimonio de vida cristiana”.