Sunday, February 12, 2017

Testimonio: No soy un sacerdote pedófilo, soy un pedófilo al que ordenaron sacerdote


Información de Ticino Online, traducción de Secretum Meum Mihi.

«Era un pedófilo, lo sabían. Pero he sido ordenado sacerdote»

El relato de un sacerdote condenado, y expulsado de la Iglesia. Testimonio, inquietante y raro

PARIS – «No era un sacerdote pedófilo, era un pedófilo que fue ordenado sacerdote». Es lúcido y escalofriante el relato del sacerdote, condenado por pedofilia, entrevistado por France 3. El hombre ha recorrido lo más destacado de su vida, explicando cómo la carrera dentro de la Iglesia no se ha visto obstaculizada por sus impulsos, bien conocido por los superiores.

Antes de ser ordenado sacerdote, el hombre admitió su «pasión» por los «tocamientos». «Esto es lo que los sacerdotes me han dicho: “Ten cuidado”. En ningún momento me han hecho notar que mis víctimas podrían sufrir».

El hombre relata que fue ordenado sacerdote en 1981. En ese momento sus impulsos pedófilos ya eran conocidos, pero se convirtió en capellán para los jóvenes (dentro de universidades y escuelas secundarias en Francia). Una «autoridad de la ceguera y de la inconsciencia», susurra, reconociendo haber abusado en la época de varios menores.

Ha habido quejas de parte de las víctimas para garantizar que fuera movido de modo que no tuviera más contacto con los niños.

En ese punto, asegura haber interrumpido sus acciones. En 2006, sin embargo, fue juzgado y condenado a 15 meses de prisión. Acaba de entrar en contacto con las víctimas y verdaderamente se ha dado cuenta «del daño que se puede hacer a las vidas de los demás».

¿Le molestan los insultos Santo Padre?, ¿y quién comenzó?


Neopelagianismo autorreferencial y prometeico”, “lepra del papado”, “pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre”, “la gente tiene la tendencia a la coprofagia”, “la consagrada es madre, debe ser madre y no «solterona»”. Expresiones como esas parece desaparecerán de la boca —y la pluma— de Francisco; por lo menos eso es lo que se entiende entre líneas de las palabras pronunciadas hoy por el Pontífice durante el tradicional rezo del Angelus en la Plaza de San Pedro, cuando ha manifestado su molestia por los insultos, entre los cuáles pensamos se incluyen los suyos propios (consultables en el sitio de internet del Vaticano, como los antecitados), por lo que inferimos es un tácito compromiso a abandonarlos.

Ha dicho hoy Francisco (fuente: Radio Vaticano):

Con respecto al mandamiento “no matar”, Él afirma que es violado no sólo por el homicidio efectivo, sino también por aquellos comportamientos que ofenden la dignidad de la persona humana, incluidas las palabras injuriosas (Cfr. v. 22). Ciertamente, estas palabras injuriosas no tienen la misma gravedad y culpabilidad del asesinato, pero se ponen en la misma línea, porque son sus premisas y revelan la misma malevolencia. Jesús nos invita a no establecer una jerarquía de las ofensas, sino a considerarlas todas dañinas, en cuanto movidas por la intensión de hacer el mal al prójimo. Y Jesús da el ejemplo. Insultar: pero, nosotros estamos acostumbrados a insultar, es como decir “buenos días”. Y esto está en la misma línea del matar. Quien insulta al hermano, mata en su propio corazón al hermano. Por favor, ¡no insultar! No ganamos nada...

Varios medios de comunicación, informando al respecto, han tomado estas expresiones como una alusión indirecta de Francisco en vista de los carteles satíricos que aparecieron la semana pasada en inmediaciones del Vaticano en donde se cuestionaba su misericordia y/o en referencia a la versión humorística de un L'Osservatore Romano que alcanzó los correos electrónicos de varios cardenales en el Vaticano.

¡Qué corta memoria tienen esos medios!, porque ¿quién comenzó?