Card. Gerhard Müller responde informalmente a Dubia sobre Amoris Lætitia.
El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, card. Gerhard Ludwig Müller, en una entrevista para la revista Il Timone de su número de Febrero de 2017, parece responder de forma informal a las Dubia que sobre la interpretación de Amoris Lætitia presentaron a Francisco en Septiembre de 2016 cuatro cardenales; aunque previamente el card. Müller había dicho que la CDF no podía responder, en razón de que las dudas habían sido dirigidas directamente al Papa.
Sandro Magister presenta en su blog una traducción al español de los puntos nodulares de la entrevista del Card. Müller con Il Timone.
P. – ¿Se puede dar una contradicción entre Tradición y conciencia personal?
R. – No, es imposible. Por ejemplo, no se puede decir que hay circunstancias por las cuales un adulterio no constituye un pecado mortal. Para la doctrina católica es imposible la coexistencia entre el pecado mortal y la gracia santificante. Para superar esta absurda contradicción Cristo ha instituido para los fieles el sacramento de la Penitencia y Reconciliación con Dios y con la Iglesia.
P. – Es una cuestión que se discute mucho a propósito del debate en torno a la exhortación post-sinodal "Amoris laetitia".
R. – La "Amoris laetitia" es interpretada claramente a la luz de toda la doctrina de la Iglesia. […] No me agrada, no es correcto que muchos obispos estén interpretando "Amoris laetitia" según su propio modo de entender la enseñanza del Papa. Esto no va en línea con la doctrina católica. El magisterio del Papa es interpretado sólo por él mismo o a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El Papa interpreta a los obispos, no son los obispos los que deben interpretar al Papa, esto constituiría un derrocamiento de la estructura de la Iglesia Católica. A todos ellos que hablan demasiado, les recomiendo estudiar primero la doctrina [de los concilios] sobre el papado y sobre el episcopado. Como maestro de la palabra, el obispo debe ser el primero en estar bien formado para no correr el riesgo que un ciego conduzca de la mano a otros ciegos. [...]
P. – La exhortación de san Juan Pablo II, "Familiaris consortio", prevé que las parejas de divorciados que se han vuelto a casar y que no pueden separarse, para poder acceder a los sacramentos deben comprometerse a vivir en continencia. ¿Todavía es válido este compromiso?
R. – Ciertamente que sí, no está superado porque no es solamente una ley positiva de Juan Pablo II, sino que él mismo expresó lo que es constitutivamente un elemento de la teología moral cristiana y de la teología de los sacramentos. La confusión sobre este punto remite también a la falta de aceptación de la encíclica "Veritatis splendor" con la clara doctrina de lo "intrinsece malum". […] Para nosotros el matrimonio es la expresión de la participación de la unidad entre Cristo esposo y su esposa la Iglesia. Ésta no es, como han dicho algunos durante el Sínodo, una simple y vaga analogía. ¡No! Ésta es la sustancia del sacramento, y ningún poder en el cielo y en la tierra, ni siquiera un ángel, ni el Papa, ni un concilio ni una ley de los obispos tienen la facultad de modificarlo.
P. – ¿Cómo se puede resolver el caos que se genera a causa de las diferentes interpretaciones que se han dado de este pasaje de Amoris laetitia?
R. – Recomiendo a todos reflexionar, estudiando antes la doctrina de la Iglesia, partir de la Palabra de Dios en las Sagrada Escrituras, que es muy clara respecto al matrimonio. Aconsejaría también no entrar en ninguna casuística que puede generar fácilmente malentendidos, sobre todo el que afirma que si se muere el amor, entonces se muere el vínculo matrimonial. Éstos son sofismas: la Palabra de Dios es muy clara y la Iglesia no acepta secularizar el matrimonio. La tarea de los sacerdotes y de los obispos no es la de crear confusión, sino la de aportar claridad. No podemos referirnos solamente a pequeños pasajes presentes en "Amoris laetitia", sino que es necesario leer todo en su conjunto, con la finalidad de hacer más atractivo para las personas el Evangelio del matrimonio y de la familia. No es "Amoris laetitia" la que ha provocado una interpretación confusa, sino algunos confundidos intérpretes de ella. Todos debemos comprender y aceptar la doctrina de Cristo y de su Iglesia, y al mismo tiempo estar dispuestos a ayudar a los demás a comprenderla y a ponerla en práctica también en situaciones difíciles.
En estas declaraciones el card. Müller podría estar incluyendo al que en teoria sería su sucesor, Mons. Bruno Forte, quien interpreta Amoris Lætitia con la clave dictada por el card. Schönborn, es decir, la que acepta el acceso —en ciertos casos— de los adúlteros a la Sagrada Comunión. No solamente ello, sino que ataca a los que no lo hacen así. Para no ir muy lejos podemos tomar un pasaje de su columna de Il Sole 24 Ore, del pasado Domingo, Ene-29-2017.
Cuando la esperanza está alimentada por el Evangelio
Por Bruno Forte
Que el Papa Francisco se instale en el escenario mundial como una autoridad moral universalmente reconocida es un dato de hecho. También continúa acompañándolo un amplio entusiasmo popular.
Se trata de un entusiasmo motivado por la extraordinaria capacidad comunicativa con el que él llega a los corazones sirviéndose de un lenguaje simple e inmediato, hecho de palabras y de gestos de gran eficacia. No faltan, sin embargo, resistencias a Su acción y a Su mensaje: especialmente después de la publicación de la exhortación “Amoris Laetitia”, que siguió a las dos asambleas sinodales de 2014 y 2015 sobre el tema de la familia, varias críticas a Su magisterio se han concentrado en la posibilidad de integrar plenamente en la vida de la comunidad eclesial y de admitir a los sacramentos a los divorciados casados de nuevo que se encuentren en una situación irreversible y estén animados por una fe viva y por el deseo de comunión con el Señor y con la Iglesia. Las “dubia”, presentadas por cuatro altos miembros del Colegio Cardenalicio, enfatizadas por muchos medios de comunicación, han sido la punta del iceberg de esta resistencia, que —si bien largamente minoritaria en el pueblo de Dios— quiere ser hacerse sentir por la opinión pública y en particular en la comunidad eclesial. Algunas intervenciones de operadores de la comunicación y de expertos de disciplinas teológicas, morales y pastorales, se unen a este coro, que ciertamente no afectan la serenidad y la libertad de acción de Francisco, pero arriesga sembrar inseguridad y división entre los católicos, y no solamente [a ellos].
Así que no sabemos si con las declaraciones a Il Timone el card. Müller esté acelerando su proceso de defunción como Prefecto de la CDF para ser reemplazado por uno más en línea con Francisco, ¡como Mons. Forte!