Aparece hoy una nueva entrevista con el card. Raymond Leo Burke. En esta ocasión en un periódico de reciente creación, La Verità, Ene-11-2017; y la entrevista se basa toda sobre las Dubia (dudas) presentadas por él y tres cardenales más a Francisco pidiéndole que aclare ciertos aspectos confusos de la exhortación Amoris Lætitia. Traducción de Secretum Meum Mihi de algunos apartes.
Hay quienes sostienen que en la disciplina de la Iglesia no existe ninguna institución de «corrección formal» del Santo Padre. ¿Se la ha inventado Usted?
«Por supuesto que no. Santo Tomás de Aquino en sus escritos teológicos plantea el problema de la eventual corrección formal del Papa y también está en la disciplina de la Iglesia. Ha sido rara vez utilizada, hay ejemplos, y ciertamente podemos hipotetizar el caso de un Papa que de alguna manera pueda caer en el error. En este caso debe haber una corrección».
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Volvamos a las dubia. Hubo quienes insinuaron que los cuatro cardenales están divididos entre sí. ¿Es verdad?
«Esto es totalmente falso, estamos unidos y es por eso que no quiero hacer ninguna especulación sobre eventuales pasos por cumplir en vista de la iniciativa que hemos tomado. Si lo hacemos, lo haremos después de ejercicios comparados».
¿Pero Ustedes todavía piensan que el Papa responderá a sus dubia?
«Siempre estamos a la espera de una respuesta del Papa como nuestro pastor supremo. No esperar una respuesta no sería respetuoso de su oficio».
Para muchos la respuesta ya está allí: los cuatro cardenales son sólo «doctores de la ley», duros e insensibles.
«Me parece que la ley moral no es algo que aprisione a una persona, es exactamente lo contrario: la ley moral libera a la persona y la orienta para hacer el bien. De hecho, cuando no hay respeto por la ley moral se realizan situaciones caóticas y moralmente se verifica una especie de prisión. Para las personas de fe debemos decir que la ley divina libera, y no es una cosa negativa. Y después, enseñar la ley moral es un gran acto de caridad hacia el prójimo, porque señala el camino a la auténtica libertad y a la felicidad. Es imposible afirmar que una persona puede encontrar alguna forma de felicidad pecando».
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¿Con su iniciativa pública no les parece que ayudan a dividir la Iglesia en lugar de unirla?
«Lo que divide es la falsedad y la ambigüedad, la verdad une siempre. Es absurdo decir que cuatro cardenales que hacen cinco preguntas razonables, y de importancia fundamental para todos los cristianos, se comportan con el fin de dividir la Iglesia. Estamos sirviendo al oficio petrino dando al Papa la oportunidad de confirmar la enseñanza de la Iglesia, frente a una situación que se está mostrando ambigua en los hechos».
¿Otros cardenales y prelados comparten el mérito de las preguntas que han hecho?
«No somos sólo cuatro. Conozco personalmente a otros cardenales que comparten plenamente las dubia».
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