En nuestra entrada inmediatamente anterior dimos cuenta de la primera reunión de la comisión que estudiará el papel de las diaconisas en la Iglesia. Al respecto, presten atención a lo que el card. Walter Kasper ha dicho en esta reciente entrevista a agencia SIR, Nov-21-2016. No es lo principal de la entrevista, pero podría dar una pista de lo que se pretende. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Eminencia, Ud. habla de una “comunión en desarrollo”, de “un ecumenismo siempre en movimiento”. Después de 50 años de diálogo, el balance de los resultados parece escaso. Se espera que se den pasos adelante. ¿Ud. qué responde?
Sí, se deben dar pasos adelante. Sin duda. Pero debemos estar en comunión con la Iglesia antigua del pasado y con la Iglesia actual. Este es un criterio al que hay que dar atención. No podemos crear una nueva Iglesia. No es posible. Porque la tradición es un punto muy importante. Pero la tradición no es una cosa que frena. Da impulso para un renovamiento. Pensemos en el diaconado femenino. Tiene razón el obispo Bruno Forte cuando dice que no se puede adaptar un ministerio masculino directamente a las mujeres. Se debe entonces ser innovadores. Creo que esta es la clave justa.
De parte de los luteranos, se pide incluso hospitalidad eucarística. ¿Es impensable?
No, no es impensable. En el Vaticano II hay una posibilidad para una apertura. Pienso que debemos hacer pasos sobre todo para los matrimonios mixtos: queremos que vayan juntos a misa, no podemos dividirlos frente al altar cuando viven juntos, cuando oran juntos, trabajan juntos.
Si de una parte se pide avanzar, por la otra se asiste, incluso recientemente, a un movimiento que permanece reacio a los procesos puestos en marcha por el Papa Francisco. Es una resistencia y una oposición que parten del interior de la Iglesia católica.
Este Papa está en consonancia con el sensus fidelium. La gran mayoría de los fieles está a favor del Papa, pero hay algunos obispos infortunadamente que no están en consonancia con la fe del pueblo. Y esto es el problema. Debemos apoyar a este Papa e ir adelante con él.
Sin embargo, esta situación genera confusión. Una iglesia católica dividida no es un testimonio al exterior. ¿Ud. qué piensa?
Hay opiniones diversas también en nuestra Iglesia. Las hay hoy pero siempre las ha habido. Yo quiero una iglesia que vive y en una iglesia que vive hay opiniones diferentes. Pero al final se debe llegar a un cierto consenso pero un consenso que no puede ser una monotonía, esto no es posible porque la Iglesia es una comunión de diferencias reconciliadas.
Es posible tener opiniones diferentes pero creer en el mismo Evangelio. Algunos piden no anular el Evangelio. Otros creen que son los tiempos en que se requiere una lectura diferente, actualizada. ¿Dónde está el justo equilibrio?
El Evangelio no cambia. Hay solamente un Evangelio. Pero tenemos en la Biblia cuatro Evangelios y en los cuatro Evangelios también hay diferencias entre Juan, Mateo, Marc os, Lucas. Entonces había ya desde el inicio del cristianismo una unidad en la diferencia y una diferencia en la unidad. Y esta es una tensión que continúa hasta hoy y continuará hasta el día del regreso de nuestro Señor.
¿Cómo se está delineando la Iglesia del Papa Francisco? Se concluye el Jubileo de la Misericordia, un jubileo importante que revela mucho de la Iglesia de este Papa. ¿Ud. qué balance hace de este año?
Pienso que el Papa ha puesto sobre la mesa el centro del Evangelio, esto es el Dios misericordioso. En la teología de los últimos decenios habíamos olvidado un poco este aspecto de la Misericordia. Es también una respuesta a los signos de los tiempos nuestros. Vivimos en un tiempo de gran violencia, de grandes injusticias. Muchas personas heridas. El anuncio de la Misericordia es la respuesta cristiana. Y el Papa Francisco guía la Iglesia por la vía justa. Ya Juan XXIII ha comenzado con esta predicación de la Misericordia. También Paulo VI. Este Papa está en línea con sus predecesores y por otra parte está confrontado con una enorme problemática: tenemos una Iglesia, una fe pero en la Iglesia se mezclan culturas diferentes entre sí. Este problema de la diversidad de la cultura lo he podido personalmente observar en el segundo Sínodo sobre la familia. No era un problema entre progresistas y conservadores sino de culturas sobre el matrimonio y sobre la familia muy diferentes entre sí con realidades culturales que iban desde el África a Asia a nuestra cultura occidental. Por las que nosotros los occidentales no podemos imponer nada a ellos y ellos no pueden imponernos a nosotros su visión. Por esto hablo de una unidad en la diversidad. Este es el futuro de la Iglesia.
Estamos en un mundo globalizado y la Iglesia no debe tener miedo a la diversidad. ¿Este es el desafío?
La Iglesia es la primera realidad que ha experimentado esta globalización desde el inicio. Por eso no debe tener miedo de la globalización pero la globalización no es uniformidad. Esto es muy importante. Debe haber espacio para la diversidad. Justo pos esta razón el papado se ha vuelto muy importante. Porque el Papa es el punto de referencia, símbolo de esta unidad transcultural.
Ud. es un gran estudioso de Lutero. ¿Si el Papa Francisco hubiera vivido en ese tiempo, Lutero habría escrito sus 95 tesis?
Lutero era un hombre de finales del Medioevo y el Papa Francisco es el Papa de la postmodernidad. Es difícil comparar a los dos, pero si un Papa parecido al Papa Francisco hubiera vivido en ese entonces, la historia habría sido diferente. Porque la culpa de la división de la iglesia no recae solamente sobre Lutero sino también sobre Roma y sus obispos que no estaban abiertos para una Reforma que era necesaria en ese tiempo.
¿Y hoy estamos listos para reformar la Iglesia?
Estamos en una nueva situación. El ecumenismo hoy parte de lo que tenemos en común y enfrentamos las diferencias en la prospectiva de lo que tenemos en común. Es una nueva situación.