Saturday, October 08, 2016

¡Por fin se dignaron! Llega el pro multis a España

En ocasiones como estas es cuando uno recuerda pasajes de aquellos manuales de teología, ahora en desuso, en los que explicaban cómo las características de la obediencia era la prontitud, sin dilación, devota, sin desden, voluntaria, sin contradicción, sencilla, sin discusión, y expresiones similares con las que la caracterizaban.

Lo decimos porque con más de 10 años de distancia de impartida la orden, los Sres. obispos de España han tenido a bien hacer caso e introducir en la nueva edición del Nuevo Misal Romano que entrará en vigencia en España, la correcta traducción del pro multis.

Información de agencia SIC, Oct-07-2016.

Presentación de la 3ª edición del Misal Romano en castellano, obligatorio desde marzo de 2017

En la mañana de este viernes 7 de octubre, se ha presentado en el Salón de la Plenaria de la Conferencia Episcopal (CEE) la 3ª edición del Misal Romano en castellano. Intervienen en el acto Mons. Carlos Osoro, vicepresidente de la CEE, Mons. Julián López, presidente de la Comisión de Liturgia, José María Gil, Secretario General de la CEE, Luis García, director de la Comisión de Liturgia y Manuel Fanjul, director general de publicaciones de la CEE.

El texto de la edición que ahora se presenta es el resultado de un largo trabajo de revisión y actualización y obtuvo la aprobación de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española el 21 de abril de 2010. El pasado 8 de diciembre de 2015 la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos confirmaba este texto en lengua española para España de la tercera edición del Misal Romano.

El Misal Romano es uno de los libros litúrgicos más importantes de la celebración de la Iglesia, texto indispensable para la celebración de la Santa Misa. En él, la parte fundamental está compuesta por las oraciones que se necesitan para la celebración de la Eucaristía, pero, además, se describen los ritos que se desarrollan durante la misma (gestos, movimientos, posturas, etc…) y quiénes intervienen en cada ocasión (celebrante, concelebrante, acólito, lector, salmista…).

Tanto las oraciones como los ritos contenidos en el misal actual son herencia de la larga historia litúrgica de la Iglesia en sus diversos tiempos, momentos, sensibilidades espirituales y acentos teológicos.

La tercera edición del Misal Romano es la continuadora de las otras dos publicadas después del Concilio Vaticano II (en el año 1970 y 1988 respectivamente) y se sitúan en línea de continuidad con ellas. No obstante, la presente edición significa un notable enriquecimiento en relación a las precedentes; en efecto, la tercera edición ofrece una traducción al castellano con abundantes cambios de expresión, retoques, precisiones; todo ello para preservar la fidelidad al texto latino original del año 2008. Así mismo, también se ha enriquecido las rúbricas para facilitar su comprensión y desarrollo dentro de la celebración.

Por decreto del presidente de la Conferencia Episcopal Española esta edición del Misal entrará en vigor a partir de las misas vespertinas del domingo I de Cuaresma próximo (el sábado 4 de marzo de 2017), y su uso será obligatorio a partir de ese momento en todas las misas que se celebren en lengua española en las diócesis de España, no pudiendo usarse antes. Estas medidas vienen dadas por el hecho de que, como es sabido, y por mandato de la Santa Sede, se modifica la fórmula de consagración del cáliz.

Pese a que aún faltan unos meses para dicha entrada en vigor, ante la expectativa sobre este libro y para facilitar la mayor difusión posible, se comenzará a servir a distribuidores y librerías tras las celebración de las Jornadas Nacionales de Liturgia que tendrán lugar en Madrid a finales del presente mes de octubre.

La nueva edición del Misal, de similares características a los nuevos leccionarios en cuanto a su maquetación, encuadernación y protección, tiene un formato de 210×275 mm y 1386 páginas. Va acompañado para su venta, conjunta e inseparablemente, de un apéndice de 96 páginas para la celebración de la Misa en latín, y un estuche con un triple CD que contiene la ilustración sonora de todos los textos musicalizados del Misal.

¿El Papa Francisco ha fracasado?


Traducción oficial al español de una columna de opinión aparecida inicialmente en The New York Times, Sep-28-2016, pág. A25, y firmada por Matthew Schmitz (incluimos intencionalmente una fe de errata que hizo el mismo diario en su edición del siguiente día, pág. A27). El Sr. Schmitz es editor literario de la revista First Things.

¿El papa Francisco ha fracasado?

Por MATTHEW SCHMITZ | 4 de octubre de 2016?

Cuando el papa Francisco llegó a la silla de San Pedro en marzo de 2013, el mundo miraba maravillado. Por fin había un papa acorde con estos tiempos, un hombre que prefería los gestos espontáneos y no las formalidades rituales. Francisco pagó su propia cuenta de hotel y evitó los zapatos rojos. En lugar de mudarse a los lujosos aposentos papales, se instaló en la acogedora casa de visitas del Vaticano. También estableció un tono antidogmático con declaraciones como: “¿Quién soy yo para juzgar?”.

Los observadores predijeron que la calidez, humildad y carisma del nuevo papa desataría el “efecto Francisco”, que atraería de vuelta a los católicos a una Iglesia que ya no parecería tan prohibitiva ni tan fría. A tres años de que comenzó su papado, las predicciones continúan. El invierno pasado, Austen Ivereigh, autor de una excelente biografía sobre el papa Francisco, escribió que su postura menos rígida sobre la comunión para los divorciados y vueltos a casar “podría desencadenar un regreso a las parroquias a gran escala”. Durante sus primeros días, la orden jesuita, a la que pertenece Francisco, se esforzó por llevar a los protestantes de vuelta al rebaño de la Iglesia. ¿Podría hacer lo mismo Francisco con los católicos cansados de los titulares sobre abuso de menores y conflictos de valores?

En cierto sentido, las cosas sí han cambiado. La percepción del papado, o al menos del papa, ha mejorado. Francisco es mucho más popular que su predecesor, el papa Benedicto XVI. El 63 por ciento de los católicos estadounidenses tienen una imagen favorable de él, mientras que solo el 43 por ciento la tenían de Benedicto en la cima de su popularidad, de acuerdo con una encuesta de 2015 de The New York Times y CBS News. Francisco también puso énfasis en tratar de llegar a los católicos desencantados.

Pero ¿de verdad están regresando los católicos? En Estados Unidos, por lo menos, no ha sido así. Nuevos hallazgos del Centro de Georgetown de Investigación Aplicada sobre el Apostolado sugieren que no ha habido ningún Efecto Francisco, o al menos no uno positivo. En 2008, el 23 por ciento de los estadounidenses católicos iban a misa cada semana. Ocho años después, la asistencia semanal a misa se ha mantenido igual o se ha reducido por un pequeño margen, para llegar a 22 por ciento.

Por supuesto, Estados Unidos es solo una parte de una Iglesia mundial. No obstante, los investigadores de Georgetown encontraron que cierto tipo de prácticas religiosas se han debilitado en comparación con el papado de Benedicto. En 2008, el 50 por ciento de los millennials informó haber acudido a la iglesia el Miércoles de Ceniza, y el 47 por ciento dijo haber hecho un sacrificio además de abstenerse de comer carne los viernes. Este año, solo el 41 por ciento comentó haber recibido ceniza y solo 36 por ciento afirmó haber hecho algún sacrificio extra, de acuerdo con el centro de investigación. A pesar de la popularidad personal de Francisco, los jóvenes parecen estar alejándose de la fe.

¿Por qué la popularidad del papa no ha revitalizado a la Iglesia? Tal vez es demasiado pronto para juzgar. Probablemente no podamos tener la medida exacta del Efecto Francisco sino hasta que la Iglesia esté dirigida por obispos designados por él y sacerdotes que adopten su enfoque pastoral. Eso puede tomar años o décadas.

Sin embargo, puede ser que algo más esencial esté obstaculizando el Efecto Francisco: él es un jesuita y, como muchos otros miembros de órdenes religiosas católicas, tiende a ver a la Iglesia institucional, con sus parroquias y diócesis y formas establecidas, como un obstáculo para la reforma. Describe a los párrocos como “pequeños monstruos” que “tiran piedras” a los pobres pecadores. Ha diagnosticado “alzhéimer espiritual” a las autoridades de las curias. Regaña a los activistas provida por su “obsesión” con el aborto. Ha dicho que los católicos que ponen énfasis en ir a misa, confesarse con frecuencia y rezar oraciones tradicionales son “pelagianos”: gente que cree, de manera hereje, que pueden salvarse a partir de sus propias obras.

Tales condenas desmoralizan a los católicos fieles sin dar a los alejados motivo alguno para regresar. ¿Por qué unirse a una Iglesia cuyos sacerdotes son pequeños monstruos y a cuyos miembros les gusta tirar piedras? Cuando el papa mismo subraya que los estados espirituales internos están por encima de las prácticas rituales, quedan pocas razones para formarse en la fila del confesionario o levantarse temprano para ir a misa.

Incluso a los admiradores más acérrimos de Francisco les preocupa que su agenda esté atrasada. Cuando lo eligieron, Francisco prometió limpiar el Vaticano de sus finanzas corruptas. Tres años después, ha comenzado a retractarse ante la oposición; renunció a una auditoría externa y le quitó autoridad a su hombre clave. Francisco también le ha dado la vuelta a las oportunidades de lidiar con cuestiones doctrinarias. En lugar de apoyar de manera explícita la comunión para los divorciados y las parejas unidas en segundas nupcias, solo los ha animado en silencio con un guiño.

Aquellos que desean ver una iglesia más fuerte tal vez tengan que esperar un tipo distinto de papa. En lugar de tratar de suavizar las enseñanzas de la iglesia, ese hombre necesitaría hablar de cómo la disciplina puede conducir a la libertad. Puede que enfrentar una época hostil con las extrañas exigencias de la fe católica no sea popular, pero con el tiempo puede resultar más eficaz. Incluso Jesús se enfrentó al abucheo de la multitud.

Religiosas lesbianas que abandonaron para casarse entristecen a Francisco

Mons. Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado, ha puesto esto en su cuenta de Twitter, respecto de la tristeza de Francisco por aquellas dos religiosas que se conocieron en misión, se enamoraron y abandonaron para poder consumar su matrimonio.




Más recientemente concedieron una entrevista a La Repubblica, en donde narraban sobre su amor. Presumimos que es a causa de esta segunda historia que Francisco se enteró y se entristeció. Lo decimos porque ya uds. saben que, según el mismo Pontífice, él sólo lee este periódico, es decir, La Repubblica.

Esta es una información en español de agencia Reuters, Oct-07-2016.

CIUDAD DEL VATICANO (Reuters) - El Papa Francisco se disgustó al saber que dos ex monjas contrajeron matrimonio en una ceremonia civil en Italia, dijo el viernes el arzobispo Angelo Becciu, vice secretario de Estado del Vaticano.

"¡Cuánta tristeza había en el rostro del Papa cuando le leí la noticia de las dos 'monjas' casadas!", dijo Becciu en Twitter.

Federica e Isabel contrajeron una unión civil en el norte de Italia el mes pasado, tras la aprobación este año de una ley que ofrece a las parejas homosexuales el reconocimiento legal, uno de los últimos países en Occidente en hacerlo. La Conferencia de Obispos italianos rechazó la ley, alegando que socavaba el estatus de las familias tradicionales.

La pareja, que no dio sus apellidos, dijo al diario La Repubblica el viernes que se había enamorado cuando eran misioneras en Guinea-Bissau, en África Occidental.

Federica, de 44 años, es originaria de Italia, e Isabel, de 40, de América del Sur. Dijeron que habrían podido hacer al igual que otras monjas y vivir juntas en un convento escondiendo su relación, pero esto habría sido "falso".

"Hay casos semejantes en los que los sacerdotes o monjas esconden sus relaciones con hombres o mujeres", dijo la pareja, agregando que no habían recibido ayuda cuando dejaron su orden religiosa.

"Nos sentimos solas, más que eso, nos sentimos abandonadas", afirmaron.

La Iglesia enseña que la homosexualidad no es un pecado pero sí los son los actos homosexuales y que las personas gays deberían intentar ser castos. Sin embargo, el Papa dijo en junio que los cristianos y la Iglesia Católica deberían buscar el perdón por la manera en que han tratado a los homosexuales.