Favor no emocionarse demasiado. La nota que aparece hoy en La Nación de Buenos Aires, y cuyo título copiamos, tiene un claro contexto, el cual comienzan explicando:
Ante las interpretaciones y controversias suscitadas sobre la relación del Papa con la Argentina, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, dijo en una entrevista que Francisco “habla por sí mismo” y no tiene voceros.
Por lo que se entiende que en otros contextos Francisco sí tiene voceros y portavoces. Baste pensar en la veces en que el mismo P. Lombardi durante el presente pontificado ha salido a reinterpretar palabras pronunciadas por Francisco. O cuando el P. Rosica —cuando no está amenazando con demandar o tomar acciones legales en contra de algún blogger— sale a cumplir esa misma función, i.e., reinterpretar palabras pronunciadas por Francisco. O piénsese cuando el propio Francisco en el reciente vuelo de regreso de su viaje a la isla de Lesbos, y preguntado sobre si ahora, con la exhortación Amoris Lætitia, hay nuevas aperturas y posibilidades para que los adúlteros accedan a la Sagrada Comunión sin la intención y el propósito de salir del estado permanenente de pecado, ha dejado que otro asuma la vocería al responder:
Yo os recomiendo a todos vosotros que leáis la presentación que hizo el cardenal Schönborn, que es un gran teólogo (fue secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe y conoce bien la doctrina de la Iglesia): en dicha presentación, encontrará la respuesta a su pregunta.
¿Y qué decir de Eugenio Scalfari, quien varias veces ha expresado el pensar de Francisco, es teoricamente desmentido por el Vaticano, por el mismo P. Lombardi, pero a pesar de ello el propio Francisco sigue confiándole sus pensamientos y propósitos, incluso tomando la iniciativa de ser él quien contacta a su ateo amigo, como ocurrió en Noviembre pasado cuando Scalfari puso en labios de Francisco, “Todos los divorciados que lo pidan serán admitidos” a los sacramentos, con el previsto desmentido del P. Lombardi, pero reiterando sus afirmaciones fruto de su trato con el Papa, sin importarle haber sido desmentido?
Es evidente que en el caso de la exhortación Amoris Lætitia Francisco no “habla por sí mismo”, como afirma el P. Lombardi, y sí tiene voceros, como en otras ocasiones lo hemos hecho notar, empezando por el antecitado ejemplo del card. Schönborn (ver otras entradas aquí, aquí, aquí y aquí).
