El día de hoy se ha publicado —sólo en italiano— el motu proprio “Como una madre amorosa”, del cual los medios de comunicación han interpretado que se refiere a los obispos negligentes “en relación a los casos de abuso sexual de menores y adultos vulnerables”; dicho de otra manera, encubridores. Pero no es exactamente eso lo que entendemos nosotros. El boletín diario de la Oficina de Prensa dice citando el documento: “... el derecho canónico ya prevé la posibilidad de la remoción del oficio eclesiástico "por razones graves" y esto se refiere también a los obispos diocesanos, a los eparcas y a los que son equivalentes a ellos por la ley. Con este Motu Propio, el Pontífice precisa que entre esas "razones graves" se encuentra la negligencia de los obispos en el ejercicio de sus funciones, en particular en relación a los casos de abuso sexual de menores y adultos vulnerables”.
El nudo se encuentra en “el Pontífice precisa que entre esas "razones graves" se encuentra”, y lo que sigue. Es decir, no sólo se refiere a la negligencia de un obispo encubridor, sino que la negligencia puede ser también otra de libre interpretación.
En este punto pensamos por ejemplo en el actual caso del Arzobispo de Lyon, cardenal Philippe Barbarin, quien en estos momentos vendría a encajar en la definición esa de “negligencia” (ver aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí), e incluso fue recientemente recibido por Francisco, suponemos para actualizarlo de la situación (aquí), y ya no sólo podría ser removido —como antiguamente— por “razones graves”, sino que se le añadiría la mentada “negligencia en el ejercicio de sus funciones”.
Pero podría alegarse otro tipo de “negligencia”, sin especificar cuál; pensemos en cierto obispo filipino que ha brindado su ayuda a ciertos antiguos miembros de los Franciscanos de la Inmaculada, para librarlos de la tiranía del comisariamiento que actualmente tiene esa congregación.
O digamos el reducido, reducidísimo grupo de obispos germanos que en conciencia no pueden dar acceso a la Sagrada Comunión a los adulteros. Es decir, podrían ser tachados de “negligentes” en implementar Amoris Lætitia, como lo han venido haciendo sus homólogos progresistas y liberales alemanes, incluso años antes que existiera dicha exhortación apostólica.
Y así sucesivamente, “negligencia en el ejercicio de funciones” podría ser lo que se venga en gana.
Pero bueno, vamos a suponer que es lo que los medios de comunicación están diciendo, a saber, que el nuevo motu proprio es en contra de los obispos encubridores de los pederastas. Vamos a decirles por qué pensamos que no solamente se refiere a ellos, porque un encubridor, hablamos de uno objetivamente encontrado como como encubridor, Godfried Danneels (ver aquí, aquí y aquí), no solamente no fue nunca acallado, disciplinado, aislado, no; fue invitado por el propio Francisco a la la III asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos de 2014, y de nuevo invitado por el propio Francisco al Sínodo Ordinario de 2015. Justo de esta segunda ocasión es la foto a la cual le añadimos un diálogo cuando supimos que su antigua sede —Bruselas— sería ocupada por un hijo espiritual suyo.
Así que den la bienvenida a la “razón grave” llamada “negligencia en el ejercicio de funciones”.