Información de The Catholic Herald, Nov-29-2016. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Algunos católicos están ‘enervados’ por los actuales acontecimientos en la Iglesia, dice el Cardenal Pell
El cardenal dijo que la conciencia debe referirse a la verdad revelada y a la ley moral
El cardenal George Pell ha dicho que “un número de fieles católicos comunes" está “enervado por el giro de los acontecimientos” en la Iglesia.
En una charla en la Iglesia de San Patricio, Londres, el Cardenal Pell dijo que una causa de preocupación era las falsas teorías de conciencia y de ley moral.
El Cardenal Pell estaba dando una charla sobre San Damián de Molokai como parte de la serie de conversaciones de San Patricio para el Año de la Misericordia. Pero también reflexionó sobre el catolicismo hoy. Dijo que si bien el Papa Francisco tiene “un prestigio y una popularidad fuera de la Iglesia” más grande que la de cualquier otro Papa anterior, algunos católicos están actualmente incómodos.
Posteriormente en su charla, el cardenal australiano, a quien se le ha pedido que dirija las reformas financieras del Papa Francisco y es miembro del grupo de consejeros del Papa “C9”, criticó algunas de las ideas sobre la conciencia que están ahora presentes en la Iglesia.
El cardenal Pell dijo que enfatizar la “primacía de la conciencia” podría tener efectos desastrosos, si la conciencia no siempre se somete a la enseñanza revelada y a la ley moral. Por ejemplo, “cuando un sacerdote y un penitente están tratando de discernir el mejor camino a seguir en lo que se conoce como el foro interno”, deben referirse a la ley moral. La conciencia “no es la última palabra en un número de maneras”, dijo el cardenal. Añadió que siempre era necesario seguir la enseñanza moral de la Iglesia.
El cardenal contó la historia de un hombre que estaba durmiendo con su novia, y le había preguntado a su sacerdote si podía recibir la Comunión. Era “engañoso”, dijo el cardenal, decirle al hombre que simplemente siguiera su conciencia.
Añadió que aquellos que enfatizaban “la primacía de la conciencia” sólo parecían aplicarla a la moral sexual y a cuestiones relativas a la santidad de la vida. A las personas rara vez se les aconsejaba que siguieran su conciencia si ella les decía que fueran racistas, o lentas en ayudar a los pobres y vulnerables, dijo el cardenal.
Sus comentarios vienen después de tres años de debate sobre las enseñanzas de la Iglesia acerca de la Comunión para los divorciados y vueltos a casar. El Cardenal Pell fue uno de las figuras principales que han mantenido públicamente la doctrina tradicional repetida en la Familiaris Consortio del Papa Juan Pablo II de que los casados nuevamente no deben recibir la Comunión a menos que vivan “como hermanos”.
Pero algunos católicos prominentes han sugerido un enfoque diferente. Por ejemplo, el cardenal Blase Cupich ha argumentado que la conciencia de alguien puede decirle que reciba la Comunión, y que “la conciencia es inviolable”.
El cardenal Pell citó los escritos del Beato John Henry Newman sobre la conciencia, en los que Newman rechazó una “miserable falsificación” de la conciencia que la define como “el derecho a la propia voluntad”. Señaló que Newman estaba defendiendo a los papas Pío IX y Gregorio XVI que, en palabras del cardenal Pell, “condenaron una conciencia que rechazaba a Dios y rechazaba la ley natural”.
El cardenal también rindió homenaje a “dos grandes encíclicas” de San Juan Pablo II, Veritatis splendor y Evangelium Vitae, que presentan la ley moral como algo obligatorio en todos los casos.
Al preguntársele si el malestar de algunos católicos por el estado de la Iglesia estaba relacionado con falsas teorías de conciencia, el cardenal Pell dijo: “Sí, eso es correcto”.
Añadió: “La idea de que de alguna manera Ud. puede discernir que las verdades morales no deben ser seguidas o no deben ser reconocidas [es] absurda”.
“Todos estamos bajo la verdad”, dijo el cardenal, señalando que la verdad objetiva puede ser “diferente de nuestra comprensión de la verdad”.
También dijo que mientras la doctrina se desarrolla, no hay “volteretas”.
Al cardenal Pell se le preguntó acerca de la carta al Papa Francisco de cuatro cardenales pidiendo una aclaración de la reciente exhortación del Papa Amoris Laetitia. Los cardenales han pedido al Papa que confirme que cinco puntos de la enseñanza católica siguen siendo válidos. Estos incluyen la enseñanza de que los casados nuevamente no pueden recibir la Comunión a menos que vivan como hermanos, y la enseñanza de que algunos absolutos morales no tienen excepciones.
El Papa no ha respondido a la petición de los cuatro cardenales, que fue enviada hace dos meses. Los cardenales han tomado esto como una invitación para publicar sus preguntas y continuar la discusión. La cabeza de los obispos griegos ha dicho que los cuatro cardenales eran culpables de “pecados muy graves” y podrían provocar un cisma.
Cuando se le preguntó si estaba de acuerdo con las preguntas de los cardenales, el cardenal Pell respondió: “¿Cómo puede Usted estar en desacuerdo con una pregunta?”. Dijo que la formulación de las cinco preguntas era [algo] “significativo”.
En su charla, el cardenal Pell retrató a San Damián de Molokai como un sacerdote a veces difícil pero muy santo. Señaló que el ministerio de San Damián estaba motivado en parte por su temor por las almas de los leprosos en su cuidado. El cardenal dijo que la estrategia pastoral de un sacerdote está fuertemente determinada por cuántas personas piensa él se salvarán.
Dijo que las palabras de Jesús, tales como “Muchos son los llamados, pero pocos son elegidos”, sugieren que mucha gente irá al infierno. El cardenal dijo que mientras él no complace con esta idea, “Jesús sabía más de esto que nosotros”, y que “nuestra propia tolerancia a la diversidad puede degenerar” para que creamos que “la felicidad eterna es un derecho humano universal”.
El Cardenal Pell dijo que la verdad sobre el castigo eterno había sido minimizada, tal como una idea equivocada de la conciencia se había generalizado. Una vida pecaminosa hacía difícil percibir la verdad, dijo, incluyendo las verdades morales, y de esa forma no entender que la ley moral podría ella misma ser resultado del pecado. “La idea, ahora, de ceguera moral culpable se discute tan infrecuentemente como las penas del infierno”, dijo el cardenal.