A algunos argentinos que, desde que tienen Papa argentino, el nacionalismo les brota por los poros y del papismo ni hablar, no les alcanza en ocasiones para profesar convenientemente su papismonacionalismo, como es este el caso. Ya Uds. saben que entre la ex-presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y el nuevo presidente, Mauricio Macri, las relaciones son casi nulas. Pues bien, según lo revela hoy La Nación, el periódico más importante de Argentina, Francisco los invitó a que hicieran un gesto de paz: Sembrar conjuntamente un árbol de olivo. Respuesta nula por parte y parte, consecuencia: Nada de saludo del Jefe de Estado del Estado Vaticano al nuevo Jefe de Estado argentino.
Dice en concreto el diaro bonaerense sobre la embarazosa situación:
En los momentos más tensos de la discusión por el traspaso de mando, Cristina Kirchner y Mauricio Macri recibieron una propuesta con el aval del papa Francisco para acercarlos. La idea era reunir a ambos en un lugar público para que plantaran juntos un “olivo de la paz”, como habían hecho los presidentes de Israel y Palestina –Shimon Peres y Mahmoud Abbas–, y acompañar ese encuentro con un mensaje de Francisco a la Argentina. Pero ninguno de los dos contestó y la iniciativa naufragó.
Así lo reveló a La Nación una fuente que tiene contacto directo con el Papa, al intentar encontrar una respuesta a lo que todo el mundo hoy se pregunta: ¿por qué no hubo un saludo del Papa al nuevo gobierno?
“No hubo respuesta de ambos lados y entonces no hubo mensaje para saludar al nuevo gobierno”, explicó la fuente, al sumar un elemento más a una relación que ya venía deteriorada. Cerca del Papa no cayó bien el comentario despectivo de Jaime Durán Barba, el asesor de campaña de Macri, quien en vísperas del ballottage declaró que “lo que diga el Papa no mueve más de diez votos”.
“Si me lo piden, lo hago”, le comentó el Papa a un estrecho colaborador que lo puso al tanto de la tensión creciente por el traspaso del bastón de mando y le consultó sobre la posibilidad de ofrecer un mensaje por la pacificación. Pero para ello hacía falta la disposición de los dos presidentes.
Por canales informales, se trasladó la inquietud a Marcos Peña y Eduardo “Wado” De Pedro, los funcionarios más cercanos a Macri y a Cristina Kirchner. Si bien se percibió que había buena disposición en los entornos de la presidenta saliente y del entrante, las respuestas nunca llegaron.
“Si no les interesó el gesto, mal pueden ahora reclamar un mensaje del Papa”, interpretó un vocero eclesiástico que conocía esa frustrada iniciativa. Observan, así, un déficit de Macri en la construcción de un vínculo político más sólido con el Papa, más allá de los canales formales.
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