Tuesday, December 01, 2015

“¿La Verdad Sobre la 14ª Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos?”, comentario del Card. Burke

El Card. Raymond Leo Burke (imágen), Patrono de la Soberana Orden Militar de Malta, comenta en National Catholic Register una reciente afirmación engañosa del jesuita Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica, sobre la 14ª Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, la via discretionis y el fuero interno.

Esta es una traducción integral de Secretum Meum Mihi.


¿La Verdad Sobre la 14ª Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos?
COMENTARIO
Por el CARDENAL RAYMOND BURKE 12/01/2015

En la edición de 28 de noviembre de La Civiltà Cattolica, el padre jesuita Antonio Spadaro, director de la revista y Padre sinodal, presenta un resumen de los trabajos de la 14ª Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, dedicada a la vocación y la misión de la familia (pp. 372 a 391).

Aunque el autor hace varias afirmaciones sobre la naturaleza y el trabajo del Sínodo de los Obispos, que las cuales demandan comentario crítico en un estudio más largo, una afirmación que requiere comentario inmediato se resume de este modo por el autor:

El Sínodo también ha querido tocar a las personas heridas y a las parejas para acompañarlas y sanarlas en un proceso de integración y reconciliación sin barreras. En cuanto al acceso a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar civilmente, el Sínodo ha formulado la vía del discernimiento y del “fuero interno”, sentando las bases y abriendo una puerta que, por el contrario, había permanecido cerrada en el Sínodo anterior.

Dejo aparte el hecho de las declaraciones públicas de varios padres sinodales que afirman lo contrario, es decir, Ellos afirman que el Sínodo confirmó la práctica constante de la Iglesia con respecto a los que están viviendo en una unión irregular. A pesar de que el texto de los párrafos 84 a 86 del informe final del sínodo carecen de claridad respecto a verdades fundamentales de la fe, la Santa Eucaristía y el Santo Matrimonio, la misma falta de claridad ahora ha surgido en las declaraciones públicas de los Padres sinodales.

El hecho es que el Sínodo no podía abrir una puerta que no existe y no puede existir, nominalmente, un discernimiento en conciencia el cual contradiga la verdad acerca de la suprema santidad de la Santísima Eucaristía y la indisolubilidad del vínculo matrimonial. El sínodo, como la Iglesia siempre ha enseñado y practicado, ha querido mostrar amor hacia la persona que se encuentra a sí mismo en una situación que no es coherente con la enseñanza de Cristo y de Su Iglesia.

El amor cristiano a la persona, sin embargo, no es “la integración y la reconciliación sin barreras”, porque está fundado sobre las verdades insustituibles de la naturaleza y la gracia, y se ordena en consecuencia al bien de la persona y de toda la comunidad. El amor cristiano acompaña al individuo en el camino al arrepentimiento y la reparación, para que él una vez más pueda disponerse a encontrar a Cristo en los sacramentos.

La vía de discernimiento sobre la cual el sacerdote acompaña al penitente que está viviendo en una unión irregular ayuda al penitente para conformar su conciencia una vez más a la verdad de la Santa Eucaristía y de la verdad del matrimonio a la que está ligado. Como la Iglesia ha consistentemente enseñado y practicado, el penitente es guiado en el “fuero interno” para que viva castamente en la fidelidad al vínculo matrimonial existente, aunque parezca estar viviendo con otro de una forma marital, y así poder tener acceso a los sacramentos de una manera que no dé escándalo. El Papa San Juan Pablo II describió la práctica de la Iglesia en el “fuero interno” en el número 84 de la Familiaris Consortio. La Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, del 24 de junio de 2000, ilustra la enseñanza del número 84 de la Familiaris consortio. Ambos documentos están referenciados en el reporte final del sínodo, pero lamentablemente de una manera engañosa.

Dar la impresión de que hay otra práctica en el “fuero interno”, que permitiría a una persona en una unión irregular tener acceso a los sacramentos, es sugerir que la conciencia puede estar en conflicto con la verdad de la fe. Tal sugerencia coloca claramente a los sacerdotes en una situación imposible, la expectativa de que ellos pueden “abrir una puerta” para el penitente que, de hecho, no existe y no puede existir.

En última instancia y con el más grave daño de la Iglesia universal, ello crea la expectativa de que el Romano Pontífice puede sancionar una práctica que está en conflicto con las verdades de la fe. El Sínodo de los Obispos, de acuerdo con su naturaleza y propósito, no puede ser instrumento de tal expectativa.

El cardenal Raymond Burke es el patrono de la Soberana Orden Militar de Malta.

Aclaración del Prefecto del Culto Divino sobre la intercomunión: “No es un deseo personal o en un diálogo personal con Jesús el que determina si puedo recibir la Comunión en la Iglesia Católica”

Aleteia (por ahora sólo en inglés) ha preguntado al Card. Robert Sarah (imágen), Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, y a Mons. Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana, Kazajistán, sobre el asunto de la intercomunión, evidentemente a raíz de una respuesta al respecto ofrecida por Francisco recientemente a una mujer luterana casada con un católico, cuando el Pontífice visitó la Iglesia Evangélica Luterana de Roma.

Procedemos a traducir las aclaraciones del Card. Sarah.

¿Podría un sacerdote dar la Sagrada Comunión tanto a esposo como esposa si él sabe que uno es Católico y una no lo es?

No, le damos la comunión a los Católicos. Muchos sacerdotes me han dicho: “Yo le doy la comunión a todos”. No tiene sentido.

A veces, un Anglicano que está muy lejos de su iglesia por un largo período de tiempo y que desea recibir la Comunión, puede participar en la Misa y recibir la Comunión en la Iglesia Católica, donde no haya pecado, y él esté propiamente casado. Porque creen en la Eucaristía, incluso si en la iglesia Anglicana no hay en realidad Eucaristía porque no hay sacerdocio. Pero es raro y ocurriría en circunstancias muy excepcionales. Esto es algo extraordinario y no ordinario.

Pero un católico no puede recibir la comunión en la iglesia Anglicana, porque no hay Comunión; sólo hay pan. El pan no es consagrado, porque el sacerdote no es sacerdote. Con la ruptura de Enrique VIII con la Iglesia Católica, las órdenes sacerdotales en la Iglesia Anglicana se convirtieron en nulas y sin efecto. Así que la consagración no es válida, y por lo tanto no es la Eucaristía.

¿Y una esposa que es Luterana, o Anglicana, y quien está casada con un hombre Católico? Si van a Misa los Domingos, ¿es siempre posible para ella para recibir la Comunión?

En el día de su matrimonio, el sacerdote le dio la comunión al esposo Católico y no a la esposa Luterana o Anglicana. Es lo mismo si van a misa juntos, porque no hay intercomunión: entre Anglicanos y Católicos, entre Católicos y Protestantes. Si van a misa juntos, el Católico puede comulgar pero la Luterana o Anglicana no puede.

Si no estamos unidos en la fe y la doctrina, ¿cree que abrir las puertas a la intercomunión socavaría la creencia en la Verdadera Presencia?

Creo que promovería la profanación. No podemos hacer esto. No es que Yo tenga que hablar con el Señor para saber si debo ir a la Comunión. No, tengo que saber si estoy de acuerdo con la regla de la Iglesia. Es mi conciencia la que dice: “Ve”. Mi conciencia debe estar iluminada por la regla de la Iglesia, que dice que para comulgar, tengo que estar en estado de gracia, sin pecado, y tener la fe de la Iglesia Católica Iglesia. ... No es un deseo personal o en un diálogo personal con Jesús el que determina si puedo recibir la Comunión en la Iglesia Católica. ¿Cómo puedo saber que el Señor realmente ha dicho: “Ven y recibe mi Cuerpo”. No. Una persona no puede decidir si puede recibir la Comunión. Él tiene que tener la regla de la Iglesia: i.e., ser católico, estar en un estado de gracia, apropiadamente casado [si es casado].

Pero algunos dirían que abrir las puertas a la intercomunión sería una forma para que los cónyuges lleguen más a ser uno?

Pero el Señor nos ayuda a ser uno si lo recibimos correctamente. Si no, no crea unidad. Comeremos nuestra condenación. San Pablo dice: “Examínese a sí mismo... Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo. (1 Corintios 11, 27-29). Por tanto, no tenemos éxito en convertirnos uno si ellos tienen parte con el pecado, con desprecio por el Cuerpo de Cristo.