Sunday, November 15, 2015

Entre comida, fe y fama


Artículo de The Chicago Tribune. Esta es una versión en español que se lee en otro de los medios del mismo grupo editorial, Vívelo Hoy.

Entre comida, fe y fama

Manya Brachear Pashman

CHICAGO— La hermana Alicia Torres se convirtió en la campeona del programa de cocina “Chopped” del canal Food Network’s, y ganó $10,000 para proveer más comida caliente en el comedor de Our Lady of the Angels Mission, en el barrio de Humboldt Park, donde cocina.

“El Señor me dio este talento”, comentó Torres a los jueces del concurso de televisión quienes bromeaban sobre un posible entrenamiento culinario secreto. “Creo que la cocina es mi lienzo donde me expreso de forma creativa”, mencionó.

Torres, de 30 años, fue una de los cuatro chefs que cocinaron con los ingredientes convencionales de una cena de Día de Acción de Gracias —pavo, judias verdes, papas o camote y arándanos— en una edición especial del programa emitido el lunes.

Bonnie Kepplinger, de 74 años, voluntaria en Crib, un albergue para desamparados de Chicago en el que se hospedan muchos jóvenes de la comunidad gay, sobrevivió una ronda pero perdió en la fase de preparación del plato principal.

En la ronda de preparación del aperitivo, Torres transformó las sobras de comida en unas quesadillas estilo mexicano.

Kepplinger cocinó croquetas de pavo fritas y bolas de patata con ensalada de judías verdes con aderezo de arándanos.

Para el plato principal, Torres hizo un platillo estilo mediterráneo con pavo al curry con un guiso de camote y arándanos, una salsa de queso de cabra y judías verdes. Kepplinger coció a fuego lento el pavo, escaldó las judías verdes y creó un tartar de ensalada de arándano, pero no puso las patatas o camote en el plato.

“Creo que el tiempo hizo sacar lo mejor de mí pero también creo que mi musa simplemente se quedó dormida”, comentó Kepplinger en el show.

Aún así, “The Night Ministry”, la organización no lucrativa de Chicago que administra el refugio donde Kepplinger es voluntaria, recibió una donación por parte de Food Network al igual que las otras organizaciones benéficas que concursaron en el programa especial del lunes.

En una entrevista Kepplinger, recordó la película de 1966 “The Singing Nun” (La Monja Cantante) y dijo que estaba tan impresionada con Torres que espera que (el programa) la “Monja cocinera” llegue a la televisión próximamente.

Torres mencionó que no tiene ofertas para presentar su propio programa de cocina pero que sabe que cualquier cosa que depare el futuro “será por la gloria de Dios y para ayudar a servir a mis hermanos y hermanas del oeste de Chicago o de dónde Dios quiera que yo sirva”.

Torres ayudó a fundar la Orden Franciscana de la Eucaristía de Chicago en oeste de la ciudad y, recientemente, profesó sus votos.

La nueva comunidad franciscana está dedicada a la adoración del Santísimo Sacramento, la evangelización y el servicio a los pobres de Chicago.

“Quizá haber estado en televisión nacional y haber ganado este concurso capta más atención al problema del hambre”, mencionó la Hermana.

“El amor de Dios es tan fuerte y grande como para llevar a esta pequeña monja de Chicago quien nunca fue a una escuela culinaria a competir. Literalmente no hay nada imposible para Dios”.

Unos 25 vecinos y amigos se unieron a Torres el lunes por la noche para ver el programa y escucharla hablar de su experiencia. Los invitados disfrutaron su famoso pastel de chocolate sin harina y galletas con trozos de chocolate, aceite de coco y cobertura de chardonnay y queso de cabra.

Intercomunión: Hable con el Señor y siga adelante



Nos referimos a la visita que ha hecho hoy Francisco a la Iglesia Evangelica Luterana de Roma, en donde respondió algunas preguntas. Nos detenemos en la segunda (en el video ir al Min 20:52), referente al tema de eso que llaman communicatio pasiva (i.e., un no católico recibe de un ministro católico los sacramentos), más exactamente de la intercomunión, por cuya formulación inferimos que la persona que la realiza no cree respecto de la Sagrada Comunión lo mismo que los católicos (“...con tal de que profesen la fe católica respecto a esos sacramentos y estén bien dispuestos”, CIC 844 § 4), requisito fundamental para acceder a ella. La pregunta se refiere sólo a “la Cena del Señor”. Sobra decir que para los católicos la Sagrada Comunión no es sólo “la Cena del Señor”.

Nuestra traducción.

Me llamo Anke de Bernardinis y, como muchas personas de nuestra comunidad, estoy casada con un italiano, que es un cristiano católico romano. Vivimos felizmente juntos desde hace muchos años, compartiendo alegrías y tristezas. Y entoces duele mucho estar divididos en la fe y no poder participar juntos a la Cena del Señor. ¿Qué podemos hacer para lograr, finalmente, la comunión en este punto?

Gracias, señora. A la pregunta sobre compartir la Cena del Señor no es fácil para mí responderle, ¡sobre todo delante de un teólogo como el cardenal Kasper! ¡Tengo miedo! Pienso que el Señor lo ha dicho cuando dio este mandato: “Haced esto en memoria de mí”. Y cuando compartimos la Cena del Señor, recordamos e imitamos, hacemos lo mismo que hizo el Señor Jesús. Y la Cena del Señor será, el banquete final en la Nueva Jerusalén será, pero esta será la última. En lugar de paso, me pregunto —y no sé cómo responder, pero su pregunta la hago mía— me pregunto: ¿Compartir la Cena del Señor es el fin de un camino o es el viatico para caminar juntos? Dejo la pregunta a los teólogos, a los que entienden. Es cierto que en un cierto sentido compartir es decir que no hay diferencias entre nosotros, que tenemos la misma doctrina —subrayo la palabra, palabra difícil de entender— pero me pregunto: ¿Pero no tenemos el mismo bautismo? Y si tenemos el mismo Bautismo debemos caminar juntos. Usted es una testimonianza de un camino también profundo, porque es un camino marital, un camino propio de familia, de amor humano y de fe compartida. Tenemos el mismo bautismo. Cuando usted se siente pecadora —también yo me siento tan pecador— cuando su esposo se siente pecador, usted va ante el Señor y pide perdón; Su marido hace lo mismo y va al sacerdote y le pide la absolución. Son remedios para mantener vivo el Bautismo. Cuando ustedes oran juntos, ese Bautismo crece, se hace fuerte; cuando ustedes le enseñan a sus hijos quién es Jesús, por qué Jesús vino, lo que hizo Jesús, hacen lo mismo, sea en el lengua luterana o en lengua católica, pero es lo mismo. La pregunta: ¿Y la Cena? Hay preguntas a las que sólo si uno es sincero consigo mismo y con las pocas “luces” teológicas que tengo, debe responder lo mismo, ved. “Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre”, dijo el Señor: “Haced esto en memoria mía”, y esto es un viatico que nos ayuda a caminar. Yo tenía una gran amistad con un obispo episcopaliano [*], de 48 años, casado, dos hijos y él tenía esta inquietud: la mujer católica, los hijos católicos, él obispo. Acompañaba el domingo a su mujer y a sus hijos a Misa y luego se iba a hacer el culto con su comunidad. Era un paso de participación en la Cena del Señor. Luego él siguió adelante, el Señor lo llamó, un hombre justo. A su pregunta le respondo con una pregunta: ¿cómo puedo hacer con mi marido, por qué la Cena del Señor me acompaña en mi camino? Es un problema al que cada uno debe responder. Pero un amigo pastor me decía: “Creemos que el Señor está presente allí. Está presente. Usted cree que el Señor está presente. ¿Y cuál es la diferencia?” —“Eh, son las explicaciones, las interpretaciones...”. La vida es más grande que las explicaciones e interpretaciones. Siempre hace referencia al Bautismo: “Una fe, un bautismo, un Señor”, así dice Pablo, y desde allí se toma la consecuencia. Yo no me atrevería nunca a dar permiso para hacer esto porque no es mi competencia. Un bautismo, un Señor, una fe. Hable con el Señor y siga adelante. No me atrevo a decir más.

* A nosotros nos resulta evidente que en este pasaje Francisco se refiere a Tony Palmer. Entradas relacionadas aquí y aquí.


Entradas Relacionadas: Aclaración del Prefecto del Culto Divino sobre la intercomunión: “No es un deseo personal o en un diálogo personal con Jesús el que determina si puedo recibir la Comunión en la Iglesia Católica”.

¿Contra quién va el ataque?

Columna del P. Santiago Martín, en esta ocasión dedicada a analizar el objetivo principal que tiene el vatileaks 2.

¿Contra quién va el ataque?
Santiago MARTÍN, sacerdote

Ortega y Gasset, analizando lo que sucedía en la España de su época, decía: “Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa”. No se refería a que no hubiera información suficiente, sino a que se ignoraban cuáles eran las causas que provocaban los acontecimientos. Sin saber el porqué de las cosas, la mera narración de lo que sucede no es más que un ejercicio memorístico con un interés limitado. Incluso, como sucede con frecuencia, puede ser una trampa, un cebo con el que el hábil pescador atrapa al ingenuo pececillo.

Lo que está pasando está a la vista. Nuevos documentos internos del Vaticano han llegado a los medios de comunicación, a través de personas que han traicionado la confianza del Papa, y que están siendo publicados para mayor disfrute de los enemigos de la Iglesia y mayor vergüenza de los que la amamos. Basta con leer los titulares de algunos medios italianos para darse cuenta de lo que digo. Por ejemplo, el diario “Libero” lo hacía así: “En el Vaticano han robado incluso el dinero de las misas”. “La Reppublica” se decantaba por este otro titular: “Las cuentas secretas del Vaticano. Gastos fantasmas por millones”. “Il Giornale”: “Las cartas del Papa. Riqueza, inmundicia y juegos de poder”. Estamos, no cabe duda, ante un segundo “vatileaks”.

Esto es lo que pasa, pero ¿por qué pasa? Quizá algunos datos pueden ayudarnos a entenderlo. En el primer “vatileaks” el objetivo primero no era hacer daño a la Iglesia (ese es siempre el objetivo final, el más importante), sino deteriorar la imagen de Benedicto XVI. Se trataba de presentarle ante la opinión pública como alguien incapaz de gobernar la institución, de hacer frente a la corrupción interna, de poner freno a todo tipo de abusos. Y no sólo eso, se trataba de que él mismo llegara al convencimiento de que por el bien de la Iglesia debía dimitir. Si su posterior dimisión estuvo motivada por estos ataques, es un asunto que sólo saben Dios y él.

Ahora, en cambio, no parece ser el Papa el objeto de las críticas. Al contrario, se insiste en que el Pontífice no sólo es inocente sino víctima de un complot. Y los que están detrás del mismo –aunque sean personas puestas por él en los catos de confianza desde los que han accedido a los documentos filtrados- son calificados como la “vieja guardia” e identificados sutilmente como los miembros de la Curia que se han opuesto al Pontífice en el recién clausurado Sínodo. Por ejemplo, se destaca el hecho de que el Papa viva en un pequeño apartamento, mientras que los cardenales viven en otros mucho más grandes y se dan los metros cuadrados de dichos apartamentos, pero citando sólo los de los cardenales conservadores y nunca los de los progresistas, aunque unos sean vecinos de otros y aunque se sepa que los cardenales viven allí porque ese es el lugar que el Vaticano les ha asignado, sin que ellos lo hayan pedido.

Debemos preguntarnos, pues, cuál es el objetivo del nuevo “vatileaks”. ¿No será un intento de erosionar la imagen de aquellos que han defendido la ortodoxia de la Iglesia y la fidelidad a la Palabra de Dios y a la tradición? El resultado, de momento, es evidente: se está haciendo un enorme daño a la Iglesia, cuya imagen queda una vez más enfangada. Pero éste es, como decía antes, el objetivo último, el objetivo final. De momento, lo que se busca podría ser calificar de corrupta a la supuesta oposición que el Papa estaría encontrando en la Curia y esto no sólo en cuestiones económicas sino dogmáticas. En España, cuando uno elogia a otro de forma desmedida, se hace esta pregunta: “¿Contra quién va el elogio?”. Creo que ahora debemos preguntarnos, ¿contra quién va el ataque?

No dejen de observar la versión en video, la cual contiene otras pocas cosas no contenidas en la versión escrita.