Nos ha llamado la atención que un artículo de primera página de The Washington Post, Jun-21-2015, no haya tenido eco en medios de comunicación en español. Lo anotamos por algunas revelaciones que trae el mismo. Se trata de la curiosa forma en la que un escéptico del calentamiento global fue vetado del seminario internacional “Protect the Earth, dignify Humanity. The Moral Dimensions of Climate Change and Sustainable Development” (Proteger la tierra, dignificar a la humanidad. La dimensión moral del cambio de clima y el desarrollo sostenible), organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias el pasado Abr-28-2015 (entra relacionada aquí). Procedemos a traducir los apartes principales del aludido artículo.
Un escéptico francés que fue autor de un libro argumentando que la actividad solar —no los gases de efecto invernadero— ocasionaba el calentamiento global, Philippe de Larminat, buscó un lugar en la cumbre del clima en abril patrocinada por la Pontificia Academia de las Ciencias en el vaticano. Premios Nobel estarían allí [...] Después de asegurar una reunión de alto nivel en el Vaticano, se le dijo que, si el espacio lo permitía, podría unirse. Compró un vuelo de avión de París a Roma. Pero cinco días antes de la cumbre de Abril 28, dijo de Larminat, recibió un correo electrónico diciendo que no había quedado espacio. Llegó después de que otros científicos —así como el poderoso burócrata del Vaticano a cargo de la academia misma— insistieron en que él no tenía nada que hacer allí. “Ellos no quieren escuchar una nota de fuera [de lugar]”, dijo de Larminat.
Para el consejo, él se dirigió a una serie de asesores científicos que apoyaban el consenso de que la actividad humana estaba calentando la tierra. Entre ellos Hans Joachim Schellnhuber, director fundador del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en Alemania. Ateo declarado, Schellnhuber, sin embargo vio una oportunidad para un golpe masivo en el debate sobre el clima si un Papa reinante emitía una oda a la Tierra y a los males de las emisiones de carbono. Pero no todo el mundo, dijo, parecía querer que la encíclica tomara partido. Dijo que se sorprendió al escuchar que de Larminat, el escéptico francés, casi llegara a la clave cumbre vaticana sobre el clima en abril.
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De Larminat, en marzo, había tenido un cordial encuentro con el cardenal Peter Turkson, un alto miembro del clero y partidario clave de la encíclica del Papa. En él, dijeron los dos hombres, Turkson se comprometió a tratar de asegurar un espacio para los Franceses en la cumbre de Abril.
Sin embargo, el obispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias —un cuerpo de luminarias, religiosos y no religiosos, que data de décadas atrás, pero con raíces en el siglo 17— efectivamente vetó la presencia de de Larminat.
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Algunos prominentes conservadores —particularmente los económicos y ambientales— fueron consultados por el Vaticano durante el proceso, pero “muchos estaban en una especie de shock de que ninguna de sus contribuciones lograra llegar allí”, dijo el viernes Raymond Arroyo, director de noticias del megacanal de noticias católico EWTN.