Un obispo libre de “prejuicios eclesiásticos”
Artículo de La Stampa, May-25-2015, basado en una entrevista con Mons. Domenico Mogavero, obispo de Mazara del Vallo, y anterior subsecretario de la Conferencia Episcopal Italiana. Traducción de Secretum Meum Mihi.
“La Iglesia no puede interferir. Las parejas gay no deben ignorarse”
Monseñor Mogavero: Los homosexuales no son enfermos
Giacomo Galeazzi
Ciudad del Vaticano
Los gobernadores tienen la responsabilidad de legislar sobre lo que existe. Por lo tanto, “en Italia no se puede pretender que las uniones gay no existen y que no hay derechos que reconocerles a estas parejas”. El resultado del referéndum irlandés, observa el obispo de Mazara del Vallo, Domenico Mogavero, canonista y comisario de la CEI para la inmigración, “no debe ser ignorado en nuestro país”.
Un análisis Claro, sin prevenciones o subvaloraciones de la magnitud del cambio. “En Irlanda el primer ministro, Enda Kenny llegó a un acuerdo con la realidad: también en Italia el gobierno debe reconocer que existen cientos de miles de convivencias entre personas del mismo sexo”.
Realidad que “tienen derecho a una reglamentación”. También a Iglesia tiene que hacer su parte. “Nosotros, como obispos estamos llamados a acompañar y asistir a las personas en las situaciones concretas en las cuales se desarrollan su vidas en lugar de condenar y excluir”. En pocas palabras, una voz autorizada del episcopado italiano cree que el caso irlandés suena como campanazo también para Matteo Renzi. Desde Pantelleria, donde está en la primera línea al auxilio de la “boat people”, el ex subsecretario de la CEI une a la misión de pastor la de jurista: “No se puede esconder la cabeza en la arena y dejar una realidad social extendida sin reconocimiento jurídico”. Y “los gays no son enfermos que curar y están en la acción del legislador, tanto en la pastoral de la Iglesia al centro debe estar siempre la persona”. Y con mayor razón porque “no todos tienen una profesión de fe y los no creyentes también tienen derecho a ver tutelado un derecho suyo a la dignidad”. Sentido práctico madurado en la decenal experiencia al lado de Camillo Ruini en el vértice de la Iglesia italiana. Ni barricadas ni flechas sagradas. Política y cura de almas. En donde sea.
La avalancha del sí al matrimonio gay reverbera desde Dublín a Roma. “Lo que ocurrió en un país más católico que Italia como Irlanda no puede ser desclasificado como anomalía”. Tanto más que en el espíritu de la misericordia de Francisco y de la Iglesia que no cierra la puerta, a una intervención legislativa por parte del gobierno no se contrapondrían “cruzadas ni enfrentamientos Estado-Iglesia”. La atención en la jerarquía también se confirma por la “sensibilidad mostrada por el Sínodo de los Obispos sobre la familia”. Por su parte, señala, el Papa tiene el mérito de “haber traído el discurso sobre el plano de la persona”.
Permanecen “los límites que la doctrina católica señala sobre el tema del matrimonio y de las uniones”, pero hoy “se puede hablar de estos argumentos sin miedo y sin considerar estas situaciones como fenómenos por sostener”. Mogavero lo ha dicho clara y francamente en medio de la plenaria del debate sinodal. “Se necesita superar prejuicios eclesiásticos que reducían la homosexualidad a una perversión y a un peligro público, el legislador civil no puede pretender que no existen las uniones gay y las parejas de hecho”. Por lo tanto, “no tienen ningún fundamento” las protestas del episcopado para la propuesta de reconocimiento de las parejas gay: Un Estado laico no puede tomar decisiones de tipo confesional y la Iglesia no puede interferir en la esfera de las leyes civiles”.
Dublín “no está así de lejos”. Se debe “tomar nota con realismo y dar una respuesta”. “Mejor el diálogo que la ficción”.