Dicen los obispos suizos que unas 6000 personas han participado en los debates previos al próximo Sínodo sobre la familia que se realizará en Octubre. En el reporte (PDF) que publican, y respecto de la posibilidad de conceder a los divorciados vueltos a casar, acceder al sacramento de la Comunión, se lee (pág. 17, nuestra traducción):
Por cuanto concierne concretamente a la pastoral, la principal demanda de los fieles en Suiza es poner fin a la exclusión de los divorciados vueltos a casar de los sacramentos, una norma oficial que rechazan y juzgan escandalosa. Unánime, sin embargo, es la acogida de la práctica alternativa ampliamente adoptada en las parroquias. Al mismo tiempo también el distanciamiento estructural ahora bien consolidado de la doctrina oficial es un problema constante. Y es motivo de decepción el hecho de que la doctrina oficial no sea capaz de sumergirse en las posiciones dictadas por la vida de las personas y hacer frente a las inconsistencias de la teología del matrimonio y de la familia.
Los fieles expresan claramente que se necesita profundizar la comprensión de divorcio, respecto al cual es urgente tomar una posición diversificada. Diferente, de hecho, es si un matrimonio fue revocado unilateralmente, si terminó de hecho, fallido o terminado por años, o si, en virtud de una nueva relación y familia, es imposible volver al primer matrimonio. La distinción hecha por el obispo Jean-Paul Vesco entre “infracción instantánea” e “infracción continua” es acogida con favor en muchas de las intervenciones presentadas por los expertos de teología y pastoral.
En este sentido la afirmación con la que los Padres sinodales sienten “la urgencia de nuevos caminos pastorales” es acogida favorablemente. Igualmente llegó el momento de afrontar los interrogantes teológicos a la doctrina vigente. Existe, de hecho, una solicitud exegética, histórica y sistemática contra la concepción que el Magisterio de la Iglesia tiene en la confrontación de la indisolubilidad del matrimonio y de la práctica fijada canónicamente de excluir indiscriminadamente de los sacramentos a quien contrae un segundo matrimonio civil.
El pensamiento de una “comunión espiritual” es para los fieles a menudo incomprensible y contradictoria. Esta propuesta, que esconde también el peligro de mostrar en cada celebración eucarística, públicamente, la inaccesabilidad a los sacramentos, discriminando a las personas afectadas, fue rechazada por unanimidad. Para Suiza, una tal propuesta sería improponibile y crearía el riesgo de que las personas afectadas se alejen definitivamente de las celebraciones eucarísticas, a menos que el individuo no juzgue este camino correcto y actúe en consecuencia.
Diversos son los juicios sobre las propuestas formas de penitencia, de espera, de claridad con respecto a la posibilidad de permitir a los divorciados vueltos a casar para recuperar el acceso a los sacramentos. Una parte de los fieles tienden a pensar que la decisión depende de las personas directamente afectadas. Eventualmente se podría definir criterios sobre cuya base se tome una decisión, por ejemplo, aclarar positivamente la cuestión sobre la responsabilidad restante surgida del primer matrimonio y la primera familia. Otra parte de los fieles, incluso imagina que hay un cierto procedimiento para poder recuperar el acceso a los sacramentos. También en este caso se necesita renunciar a una denigración pública. En lugar de llamarlo un camino de penitencia, se podría hablar de un camino de sanación.