Tuesday, November 18, 2014

Guante de seda franciscano evitó la perdida de la dignidad cardenalicia para el card. Burke


Lo que ahora vienen a querer hacernos creer es que Francisco efectivamente y en el más estricto sentido, misericordió al card. Raymond Leo Burke al nombrarlo en un cargo netamente honorífico (Patrono de la Soberana Orden Militar de Malta) y removerlo como Prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica; porque lo que correspondía, para algunos curiales que instigaron, era la perdida de su dignidad cardenalicia.

Tal dice, más o menos, Andrés Beltramo en una entrada de su blog “Sacro y Profano” (ir a la adenda).

[E]n no pocos círculos vaticanos aseguran que el Papa Francisco fue “demasiado bueno” con el cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, al cual decidió mover de su puesto como responsable del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica pero lo mantuvo en Roma como Capellán de la Soberana Orden Militar de Malta. El movimiento fue presentado por algunos sectores mediáticos como una especie de “vendetta” del pontífice contra el purpurado que “lideró” la oposición a la línea aperturista en el más reciente Sínodo de los Obispos.

Es verdad, Burke fue uno de los más férreos opositores a las propuestas de la “vía misericordiosa”. No sólo se manifestó contrario a las tesis del cardenal alemán Walter Kasper, el cual propuso un camino posible para otorgar la comunión a ciertos fieles divorciados y vueltos a casar, después de un “itinerario penitencial”. Burke fue mucho más allá y se dijo contrario a cualquier reforma en los procesos de nulidad matrimonial. Sostuvo esta opinión contra el parecer de una inmensa mayoría de los asistentes al Sínodo, incluso aquellos que coincidían con él en muchas otras cosas.

Y es que Burke es algo más que un purpurado que defiende la sana doctrina. Sus salidas extemporáneas sobre múltiples situaciones han creado no pocos dolores de cabeza. De hecho, todos saben en Roma que fue trasladado al Vaticano luego de una crisis de grandes dimensiones en Estados Unidos, donde estuvo a punto de hacer saltar un plan apoyado por la mayoría de los obispos. El tema se refería a la posición del espicopado ante el gobierno de Obama.

Sus antecedentes vienen de mucho atrás. No tienen que ver sólo con el Papa Francisco, como algunos pretenden hacer creer. Aunque, claro, él mismo se empeñó en provocar, orrillar, casi obligar su salida. Pocas semanas después de la publicación de la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”, en cuya introducción el pontífice dejó bien en claro que se trata de su “documento programático”, Burke salió a decir en una entrevista televisiva que no había encontrado en su mente “cómo definir” los contenidos de la misma y advirtió que, según él, no podía ser parte del magisterio de la Iglesia.

Luego, durante el Sínodo, pretendió hacer pasar ante la prensa un relato que no respondía a la realidad. Mintió cuando dijo que se estaba manipulando la información de la asamblea episcopal a través de la Sala de Prensa del Vaticano. Y se encargó de filtrar que iba a ser removido. “Degradado” dijeron sus defensores. Él mismo confirmó a un periodista que lo iban a cambiar, cuando todavía su designación no había sido publicada. En Roma todos, absolutamente todos, saben que -sea cual sea el Papa- anticiparse a los nombramientos no sólo es una falta de tacto, es también una falta de respeto.

Pero Burke pareció no darse cuenta de eso. Como tampoco se dio cuenta lo mal que iban a ser tomadas sus declaraciones en dos entrevistas distintas. A posteriori las quiso corregir, empeorando las cosas. Un periodista estadounidense (de BuzzFeed) aseguró que el cardenal había dicho que el Papa ha hecho un “grave daño a la Iglesia” por la confusión respecto de su postura sobre la comunión a los divorciados y vueltos a casar. Luego Burke aclaró que no había atribuído al Francisco el daño, sino a la “confusión”. ¿Confusión sobre qué? Confusión sobre la posición del Papa, obviamente. Ergo, no obstante la aclaración, al final lo sugerido por el periodista es lo que se desprendía de las palabras del purpurado, aunque no lo hubiese dicho abiertamente.

Hablando con la revista española “Vida Nueva” fue más allá y añadió: “Hay una fuerte sensación de que la Iglesia está como barca sin timón”. ¿A quién se refería con eso de sin timón? ¿Qué otro capitán puede tener la Iglesia sino el Papa?

Por todo esto no resulta extraño que varios curiales hayan ido a hablar directamente con Francisco y le hayan dicho que no le restaba sino pedirle directamente el birrete cardenalicio a Burke. Porque, en la Iglesia, el título de cardenal es concedido en razón del Papa y no viceversa. Los cardenales son consejeros del pontífice en su ministerio universal. Si el barco no tiene timonel, ¿de qué sirven los marineros?

Queremos seguirle el consejo a Mons. Víctor Fernández, pero...

Con ocasión de un hecho que por el momento no nos interesa aquí, hemos encontrado unas interesantes recomendaciones, consejos, o como se llamen, del Sr. rector de la Universidad Católica Argentina, Mons. Víctor Fernández, persona que conoce bien, muy bien, al Papa Francisco.

El hecho que propulsó las afirmaciones que detallaremos, lo mencionamos tangencialmente. El sacerdote argentino P. Juan Carlos Molina, jefe de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), ha exhibido recientemente una foto en su cuenta de Twitter en la que aparece con Francisco, lo que le ha dado paso para dar determinadas declaraciones a los medios haciéndose interprete del Pontífice en relación al tema de las drogas (ver por ej., La Nación, Nov-12-2014).

Aquí viene la parte que nos interesa. Sin mencionar directamente el hecho que acabamos de referir, Mons. Fernández ha hecho la siguiente declaración reseñada por agencia Aica, Nov-17-2014.

[...]

Ante una pregunta de los alumnos, el rector remarcó que no se pueden sacar conclusiones de las fotos que las personas se toman con el Papa, y recordó que el pensamiento y magisterio del Santo padre se conoce a partir de lo que él escribe o dice públicamente.

“Cuando él quiere decir algo lo expresa de modo muy claro y directo. Las fotos solo muestran la amabilidad y apertura del Papa, pero nada más”, sentenció.

“Del mismo modo –agregó-, no conviene tomar demasiado en serio lo que digan supuestos mensajeros e intérpretes del Papa”.

"Tampoco lo que digan miembros de la Universidad, o lo que diga yo mismo, aunque sea obispo, puede tomarse como clave de interpretación del Papa. Mejor lean lo que él dice directamente. Lo que piensa sobre la liberalización de las drogas, por ejemplo, está clarísimo en su discurso de Río de Janeiro, y ninguna foto puede desmentir eso", agregó el rector de la UCA.

Bien, sigámosle el consejo a Mons. Fernández. Por tomar cualquier tema, digamos que queremos saber exactamente lo que piensa Francisco respecto de conceder el acceso a la Sagrada Comunión para los divorciados vueltos a casar, tema que se robó la atención del pasado Sínodo extraordinario sobre la familia. ¡Sorpresa!, la expresión de Mons. Fernández respecto de la cual Francisco “cuando quiere decir algo lo expresa de modo muy claro y directo” no es aplicable al caso concreto. ¿Por qué?, simple y llanamente porque, a diferencia de lo que afirma Mons. Fernández, con respecto al tema el Papa no ha sido ni “claro” ni “directo”.

Sirva esto también para que si alguien encuentra un pronunciamiento de Francisco del tipo que detalla Mons. Fernández, “claro y directo”, con respecto al posible acceso a la Sagrada Comunión para los divorciados vueltos a casar, nos haga el favor de hacérnoslo llegar. Gracias.

Mons. Georg Gänswein de regreso a Alemania


En el pasado lejano se dijo que Mons. Georg Gänswein iría a la sede de Colonia, cosa que evidentemente no se dió; más recientemente se dijo que sería el reemplazo del Card. Burke en el Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica, cosa que tampoco fue. Lo que sí parece ser es que en definitiva a Mons. Georg Gänswein lo alejarán del Vaticano. En el periódico Italia Oggi, Nov-18-2014, se lee:

Al otro lado del Tíber se da “casi por cierto” la transferencia con la consiguiente promoción de Monseñor Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia como también secretario particular del Papa emérito Benedicto XVI, para Alemania. ¿El destino? “Una diócesis grande”, se dice.

Eso por cuanto se lee en Italia Oggi, sin embargo, días atrás leímos en Formiche.net la insinuación de que esa “diócesis grande” sería Hamburgo.