Sunday, October 19, 2014

FSSP en Ciudad de México, reseña de periódico de la Arquidiócesis


El semanal ECO, órgano comunicativo de la Arquidiócesis de México (Ciudad de México, se sobreentiende), en su edición de Oct-12-2014, pág 5 (copia facsimiar en la imágen), dedica un artículo referente al reciente establecimiento de la FSSP en esa jurisdicción, concretamente en la capilla de la Inmaculada Concepción (Salto del Agua).

Este el artículo.

Destina Arquidiócesis capilla para Misas en latín

Cada vez más jóvenes se interesan por mantener viva esta forma de adorar a Dios.

FRANCISCO LUNA MACÍAS

Hace apenas unos días, la Arquidiócesis de México dedicó la Capilla Inmaculada Concepción (Salto del Agua) para que se celebre de forma permanente el rito latino extraordinario o Misa Tridentina, mejor conocida como Misa en latín, con la idea del cardenal Norberto Rivera Carrera de “formar entorno a la misma, una comunidad de vida católica integral basada en este rito”, y donde los fieles puedan recibir los Sacramentos.

La celebración del rito latino extraordinario se llevaba a cabo comúnmente antes del Concilio Vaticano II y, seguramente, habrá fieles de esta Arquidiócesis que recuerden que se caracteriza porque el sacerdote celebra la Misa en latín, viendo hacia el altar –de espaldas a la congregación–, se entonan cantos gregorianos, y las damas se cubren con velo.

Se considera que el rito latino extraordinario es totalmente válido, dado que el Concilio Vaticano II no lo derogó. El encargado de esta capellanía, el P. Kenneth Fryar, refiere que desde el pontificado del Papa Juan Pablo II se ha intensificado el uso de la Misa Tridentina en distintas partes del mundo, aun cuando sea más usual el rito latino ordinario en lenguas nativas: español, francés, alemán u otras.

Más aún, afirma que el Papa Benedicto XVI dio a entender que las parroquias pueden celebrar el rito latino extraordinario en ocasiones, como lo sugiere en su carta apostólica Summorum Pontificum del año 2007. Por ello, las parroquias no requieren ningún permiso especial para celebrar Misas en latín, además de que se ratificó como la lengua oficial de la Iglesia Católica desde el Concilio Vaticano II. La Misa Tridentina fue establecida por el Papa Pío V en el Concilio de Trento (concluido en 1563).

El sacerdote insiste en que no hace falta saber latín para participar, “porque toda Misa entraña el misterio del sacrificio del cuerpo, alma, sangre y divinidad de Jesús. Aunque, para quien quiera seguir la liturgia en latín, con sus respectivas rúbricas, procuraremos facilitarles folletos con el ordinario y, aparte, la Misa dominical; aunque también hay misales”.

El P. Fryar asegura que este rito es especial porque contiene varios momentos de silencio, “que son como un velo con el que se cubre algo sagrado”. El sacerdote fue ordenado en el Seminario de Nuestra Señora de Guadalupe, en Nebraska, en los Estados Unidos –donde únicamente se emplea el rito latino extraordinario–, y que pertenece a la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, fundada por el Papa Juan Pablo II hacia 1988.

La firma de este contrato entre la Arquidiócesis y la Fraternidad Sacerdotal San Pedro, contó con el impulso de la organización Una Voce, dedicada a difundir la celebración de Misas Tridentinas en distintas partes del mundo. Cabe la reiteración del P. Fryar, de que “este tipo de Misa de ninguna manera es elitista, sino que es patrimonio de todos los católicos”.

Por las razones antes descritas, hace la invitación a fieles de esta Arquidiócesis a que acudan a esta capilla a participar de esta forma de adorar a Dios.

Es de notar que estas celebraciones han despertado el interés de la juventud, y como menciona el P. Fryar: “muchos jóvenes están conociendo el rito latino extraordinario y lo están amando”, como Ignacio Guillén, quien participa como acólito en Misas Tridentinas, y refiere que “es un privilegio inmerecido poder servir tan cerca del altar”, al tiempo que invitó a más personas, especialmente jóvenes, a que conozcan esta manera de celebrar la Santa Misa.

La Capilla Inmaculada Concepción está ubicada en Eje Central y Arcos de Belén, en el Centro Histórico de la capital. Los horarios de Misa son: lunes, martes y miércoles, a las 12:00 p.m., jueves y sábados a las 7:00 p.m., y los domingos a las 10:00 a.m. (esta última con cantos gregorianos).

La Repubblica: El Papa emérito habría recibido presiones para actuar en el Sínodo en contra de Francisco

Esta sí es una novela bien descabellada, pero como sirve para desprestigiar a los —supuestos— conservadores que hay en la Iglesia...

La novela es historia de primera página de La Repubblica, Oct-19-2014. Nos limitamos a presentar este despacho en español de agencia AFP.

Ciudad del Vaticano, 19 de octubre (AFP) - El papa emérito Benedicto XVI rechazó con firmeza las presiones de los cardenales conservadores que le pidieron maniobrar contra la política de apertura del papa Francisco en el sínodo sobre la familia, reveló este domingo el diario La Repubblica.

Desde su dimisión en febrero de 2013, Joseph Ratzinger reside en un antiguo monasterio en el Vaticano, donde recibe a sus allegados y vive dedicado a la oración, la lectura y la escritura.

Según fuentes citadas por el diario italiano, el papa emérito respondió a los cardenales que fueron a verlo en secreto para protestar contra la política de Francisco: "yo no soy el Papa, no se dirijan a mí".

Y amistosamente le envió un mensaje al pontífice para ofrecerle su ayuda teológica, en la que es un referente.

"Cuando habla Benedicto XVI, siempre es para apoyar a Francisco", destacaron estos "atentos observadores" citados por La Repubblica. Y es que el alemán, conservador en lo doctrinal, se niega a que lo utilicen contra su sucesor.

Una vez más vemos el “anillo del pescador”

El “anillo del pescador” reapareció una vez más en la falange de la mano de Francisco. En esta ocasión durante la Misa para la conclusión del Sínodo extraordinario para la familia, en la que también se beatificó al Papa Paulo VI (imágenes de Getty Images).





Benedicto XVI en Misa de beatificación del Papa Paulo VI

No era para menos, Paulo VI fue quien nombró Arzobispo de Münich a Joseph Ratzinger y tres meses después lo hizo cardenal, la presencia de Benedicto XVI en la Misa en que beatificaron a Paulo VI era de esperarse. Estas son unas imágenes del Papa emérito durante la ocasión (a menos que se indique lo contrario, imágenes proporcionadas por Getty Images).

















El discurso de la standing ovation

En la conferencia de prensa de la noche del Sábado, Oct-18-2014, en la cual se presentó la Relatio final del Sínodo y el texto del discurso de Francisco para su conclusión, se dijo —en varias ocasiones— que este último había sido objeto por parte de los padres sinodales de un prolongado aplauso en pie de unos cinco minutos. Se prometió también que a futuro se haría disponible el video del mismo. Bien, este es el texto del discurso que mereció tal (traducción no oficial de Radio Vaticano).

Discurso del Santo Padre Francisco para la conclusión de la III Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los Obispos

Queridos: Eminencias, Beatitudes, Excelencias, hermanos y hermanas:

¡Con un corazón lleno de reconocimiento y de gratitud quiero agradecer junto a ustedes al Señor que nos ha acompañado y nos ha guiado en los días pasados, con la luz del Espíritu Santo!

Agradezco de corazón a S. E. Card. Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, S. E. Mons. Fabio Fabene, Sub-secretario, y con ellos agradezco al Relator S. E. Card. Peter Erdő y el Secretario Especial S. E. Mons. Bruno Forte, a los tres Presidentes delegados, los escritores, los consultores, los traductores, y todos aquellos que han trabajado con verdadera fidelidad y dedicación total a la Iglesia y sin descanso: ¡gracias de corazón!

Agradezco igualmente a todos ustedes, queridos Padres Sinodales, Delegados fraternos, Auditores, Auditoras y Asesores por su participación activa y fructuosa. Los llevare en las oraciones, pidiendo al Señor los ¡recompense con la abundancia de sus dones de su gracia!

Puedo decir serenamente que – con un espíritu de colegialidad y de sinodalidad – hemos vivido verdaderamente una experiencia de "sínodo", un recorrido solidario, un "camino juntos".

Y siendo “un camino" – como todo camino – hubo momentos de corrida veloz, casi de querer vencer el tiempo y alcanzar rápidamente la meta; otros momentos de fatiga, casi hasta de querer decir basta; otros momentos de entusiasmo y de ardor. Momentos de profunda consolación, escuchando el testimonio de pastores verdaderos (Cf. Jn. 10 y Cann. 375, 386, 387) que llevan en el corazón sabiamente, las alegrías y las lágrimas de sus fieles. Momentos de gracia y de consuelo, escuchando los testimonios de las familias que han participado del Sínodo y han compartido con nosotros la belleza y la alegría de su vida matrimonial. Un camino donde el más fuerte se ha sentido en el deber de ayudar al menos fuerte, donde el más experto se ha prestado a servir a los otros, también a través del debate. Y porque es un camino de hombres, también hubo momentos de desolación, de tensión y de tentación, de las cuales se podría mencionar alguna posibilidad:

- La tentación del endurecimiento hostil, esto es el querer cerrarse dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas (el espíritu); dentro de la ley, dentro de la certeza de lo que conocemos y no de lo que debemos todavía aprender y alcanzar. Es la tentación de los celantes, de los escrupulosos, de los apresurados, de los así llamados "tradicionalistas" y también de los intelectualistas.

- La tentación del “buenismo” destructivo, que a nombre de una misericordia engañosa venda las heridas sin primero curarlas y medicarlas; que trata los síntomas y no las causa y las raíces. Es la tentación de los "buenistas", de los temerosos y también de los así llamados “progresistas y liberalistas”.

- La tentacion de transformar la piedra en pan para romper el largo ayuno, pesado y doloroso (Cf. Lc 4, 1-4) y también de transformar el pan en piedra , y tirárla contra los pecadores, los débiles y los enfermos (Cf. Jn 8,7) de transformarla en “fardos insoportables” (Lc 10,27).

- La tentación de descender de la cruz, para contentar a la gente, y no permanecer, para cumplir la voluntad del Padre; de ceder al espíritu mundano en vez de purificarlo y inclinarlo al Espíritu de Dios.

- La Tentación de descuidar el “depositum fidei, considerándose no custodios, sino propietarios y patrones, o por otra parte, la tentación de descuidar la realidad utilizando ¡una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir tantas cosas y no decir nada!

Queridos hermanos y hermanas, las tentaciones no nos deben ni asustar ni desconcertar, ni mucho menos desanimar, porque ningún discípulo es más grande de su maestro; por lo tanto si Jesús fue tentado – y además llamado Belcebú (Cf. Mt 12,24) – sus discípulos no deben esperarse un tratamiento mejor.

Personalmente me hubiera preocupado mucho y entristecido sino hubieran estado estas tenciones y estas discusiones animadas; este movimiento de los espíritus, como lo llamaba San Ignacio (EE, 6) si todos hubieran estado de acuerdo o taciturnos en una falsa y quietista paz. En cambio he visto y escuchado – con alegría y reconocimiento – discursos e intervenciones llenos de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de coraje y parresia. Y he sentido que ha sido puesto delante de sus ojos el bien de la Iglesia, de las familias y la “suprema lex”: la “salus animarum” (Cf. Can. 1752). Y esto siempre sin poner jamás en discusión la verdad fundamental del Sacramento del Matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la procreatividad, o sea la apertura a la vida (Cf. Cann. 1055, 1056 y Gaudium et Spes, 48).

Esta es la Iglesia, la viña del Señor, la Madre fértil y la Maestra premurosa, que no tiene miedo de aremangarse las manos para derramar el olio y el vino sobre las heridas de los hombres (Cf. Lc 10,25-37); que no mira a la humanidad desde un castillo de vidrio para juzgar y clasificar a las personas. Esta es la Iglesia Una, Santa, Católica y compuesta de pecadores, necesitados de Su misericordia. Esta es la Iglesia, la verdadera esposa de Cristo, que busca ser fiel a su Esposo y a su doctrina. Es la Iglesia que no tiene miedo de comer y beber con las prostitutas y los publicanos (Cf. Lc 15). La Iglesia que tiene las puertas abiertas para recibir a los necesitados, los arrepentidos y ¡no sólo a los justos o aquellos que creen ser perfectos! La Iglesia que no se avergüenza del hermano caído y no finge de no verlo, al contrario, se siente comprometida y obligada a levantarlo y a animarlo a retomar el camino y lo acompaña hacia el encuentro definitivo con su Esposo, en la Jerusalén celeste.

¡Esta es la Iglesia, nuestra Madre! Y cuando la Iglesia, en la variedad de sus carismas, se expresa en comunión, no puede equivocarse: es la belleza y la fuerza del sensus fidei, de aquel sentido sobre natural de la fe, que viene dado por el Espíritu Santo para que, juntos, podamos todos entrar en el corazón del Evangelio y aprender a seguir a Jesús en nuestra vida, y esto no debe ser visto como motivo de confusión y malestar.

Tantos comentadores han imaginado ver una Iglesia en litigio donde una parte esta contra la otra, dudando hasta del Espíritu Santo, el verdadero promotor y garante de la unidad y de la armonía en la Iglesia. El Espíritu Santo que a lo largo de la historia ha conducido siempre la barca, a través de sus Ministros, también cuando el mar era contrario y agitado y los Ministros infieles y pecadores.

Y, como he osado decirles al inicio, era necesario vivir todo esto con tranquilidad y paz interior también, porque el sínodo se desarrolla cum Petro et sub Petro, y la presencia del Papa es garantía para todos.

Por lo tanto, la tarea del Papa es aquella de garantizar la unidad de la Iglesia; es aquella de recordar a los fieles su deber de seguir fielmente el Evangelio de Cristo; es aquella de recordar a los pastores que su primer deber es nutrir la grey que el Señor les ha confiado y de salir a buscar – con paternidad y misericordia y sin falsos miedos – la oveja perdida.

Su tarea es la de recordar a todos que la autoridad en la Iglesia es servicio (Cf. Mc 9,33-35) como ha explicado con claridad el Papa Benedicto XVI con palabras que cito textualmente: “la Iglesia esta llamada y se empeña en ejercitar este tipo de autoridad que es servicio, y la ejercita no a título propio, sino en el nombre de Jesucristo… a través de los Pastores de la Iglesia, de hecho, Cristo apacienta a su grey: es Él que la guía, la protege, la corrige porque la ama profundamente. Pero el Señor Jesús, Pastor supremo de nuestras almas, ha querido que el Colegio Apostólico, hoy los Obispos, en comunión con el Sucesor de Pedro … participaran en este misión suya de cuidar al pueblo de Dios, de ser educadores de la fe, orientando, animando y sosteniendo a la comunidad cristiana, o como dice el Concilio, “cuidando sobre todo que cada uno de los fieles sean guiados en el Espíritu santo a vivir según el Evangelio su propia vocación, a practicar una caridad sincera y operosa y a ejercitar aquella libertad con la que Cristo nos ha librado” (Presbyterorum Ordinis, 6)… Y a través de nosotros – continua el Papa Benedicto – es que el Señor llega a las almas, las instruyen las custodia, las guía. San Agustín en su Comentario al Evangelio de San Juan dice: “Sea por lo tanto un empeño de amor apacentar la grey del Señor” (123,5); esta es la suprema norma de conducta de los ministros de Dios, un amor incondicional, como aquel del buen Pastor, lleno de alegría, abierto a todos, atento a los cercanos y premuroso con los lejanos (Cf. S. Agustín, Discurso 340, 1; Discurso 46,15), delicado con los más débiles, los pequeños, los simples, los pecadores, para manifestar la infinita misericordia de Dios con las confortantes de la esperanza (Cf. Id., Carta 95,1)” (Benedicto XVI Audiencia General, miércoles, 26 de mayo de 2010).

Por lo tanto la Iglesia es de Cristo – es su esposa – y todos los Obispos del Sucesor de Pedro, tienen la tarea y el deber de custodiarla y de servirla, no como patrones sino como servidores. El Papa en este contexto no es el señor supremo sino más bien el supremo servidor – el “servus servorum Dei”; el garante de la obediencia , de la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y al Tradición de la Iglesia poniendo de parte todo arbitrio personal, siendo también – por voluntad de Cristo mismo – “el Pastor y Doctor supremo de todos los fieles” (Can. 749) y gozando “de la potestad ordinaria que es suprema, plena, inmediata y universal de la iglesia” (Cf. Cann. 331-334).

Queridos hermanos y hermanas, ahora todavía tenemos un año para madurar con verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a las tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar; para dar respuesta a tantos desánimos que circundan y sofocan a las familias, un año para trabajar sobre la “Relatio Synodi” que es el reasunto fiel y claro de todo lo que fue dicho y discutido en esta aula y en los círculos menores.

¡El Señor nos acompañe y nos guie en este recorrido para gloria de Su nombre con la intercesión de la Virgen María y de San José! ¡Y por favor no se olviden de rezar por mí!.