Lo repetimos una y otra vez, Ntra. Señora de Fátima dijo claramente y sin ambigüedades que si se hacía caso a sus pedidos Rusia se convertiría. Uno de esos pedidos era consagrar Rusia a su Inmaculado Corazón, consagración la cual, según algunos, fue hecha en 1984 por Juan Pablo II.
Pues bien, la agencia de los obispos italianos, SIR, Nov-26-2013, presenta una entrevista con Mons. Paolo Pezzi, Arzobispo de la Arquidiócesis de la Madre de Dios en Moscú (no como señala la agencia: “Arzobispo de Moscú”), tras el encuentro de Francisco con el presidente ruso, Vladimir Putin. En el curso de la entrevista, Mons. Pezzi, tal vez sin proponérselo, denota el grado de conversión en el cual se encuentra hoy Rusia, 29 años después de presumiblemente hecha la consagración de esa nación al Inmaculado Corazón de María.
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En el comunicado de la Santa Sede se dice que, en las conversaciones se habló de la comunidad católica en Rusia. ¿Qué es lo que está más al corazón?
“No podemos fantasear acerca de los reales argumentos tratados en las conversaciones. Para Nosotros lo que está más al corazón es aquello de poder testimoniar a Cristo: esta es la principal preocupación que tenemos. Porque cuando Cristo es puesto en el centro, también es más fácil de afrontar y eventualmente resolver los problemas”.
¿Se refiere a un reconocimiento legal de la Iglesia católica en Rusia?
“La Iglesia está ya reconocida legalmente y jurídicamente. Nosotros este problema no lo tenemos. Somos una Iglesia de minoría y el cristianismo en Rusia está esencialmente expresado en su forma ortodoxa, pero eso no significa que no tengamos un derecho a la existencia. Me parece —al menos por cuanto se lee en el comunicado de la Santa Sede— que se ha mencionado la contribución fundamental del cristianismo en la sociedad y me parece una indicación positiva: la Iglesia Católica, incluso si se trata de una minoría, es portadora de una testimonianza que está dirigida al bien de la sociedad en la que se encuentra”.
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