Una “unidad” imposible de cumplir antes de 1965
El blog Rorate Cæli hace notar que en la homilía del Papa Francisco, Jun-29-2013, con ocasión de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, fecha en la que tradicionalmente se impone el palio a los Arzobispos metropolitanos nombrados en el curso del año inmeditamente anterior, el Papa ha dicho las siguientes palabras (énfasis añadido):
Confirmar en la unidad. Aquí me refiero al gesto que hemos realizado. El palio es símbolo de comunión con el Sucesor de Pedro, «principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de la fe y de la comunión» (Lumen gentium, 18). Y vuestra presencia hoy, queridos hermanos, es el signo de que la comunión de la Iglesia no significa uniformidad. El Vaticano II, refiriéndose a la estructura jerárquica de la Iglesia, afirma que el Señor «con estos apóstoles formó una especie de Colegio o grupo estable, y eligiendo de entre ellos a Pedro lo puso al frente de él» (ibíd. 19). Confirmar en la unidad: el Sínodo de los Obispos, en armonía con el primado. Hemos de ir por este camino de la sinodalidad, crecer en armonía con el servicio del primado. Y el Concilio prosigue: «Este Colegio, en cuanto compuesto de muchos, expresa la diversidad y la unidad del Pueblo de Dios» (ibíd. 22). La variedad en la Iglesia, que es una gran riqueza, se funde siempre en la armonía de la unidad, como un gran mosaico en el que las teselas se juntan para formar el único gran diseño de Dios. Y esto debe impulsar a superar siempre cualquier conflicto que hiere el cuerpo de la Iglesia. Unidos en las diferencias: no hay otra vía católica para unirnos. Este es el espíritu católico, el espíritu cristiano: unirse en las diferencias. Este es el camino de Jesús. El palio, siendo signo de la comunión con el Obispo de Roma, con la Iglesia universal, con el Sínodo de los Obispos, supone también para cada uno de vosotros el compromiso de ser instrumentos de comunión.
Ese tipo de unidad, “la sinodalidad”, es un tipo de unidad imposible antes de 1965, completamente desconocida, por lo mismo imposible de cumplir antes de esa fecha, lo que no quiere decir que no existiera unidad de los obispos con el Papa antes de esas fechas.
El Sínodo de los obispos fue creado en 1965 por Paulo VI mediante el Motu proprio Apostolica Sollicitudo, Sep-15-1965. El propio Paulo VI definió en su Angelus de Sep-22-1974 lo que es el Sínodo de los obispos:
Es una institución eclesiástica que nosotros, interrogando los signos de los tiempos y, aún más, acercándonos a la interpretación profunda de los designios divinos y de la constitución de la Iglesia Católica, hemos establecido después del Concilio Vaticano II, para favorecer la unión y la colaboración de los Obispos de todo el mundo con la Santa Sede, a través de un estudio común de las condiciones de la Iglesia y la búsqueda de soluciones correspondientes a las cuestiones relacionadas a su misión. No es un Concilio, no es un Parlamento, sino un Sínodo de naturaleza especial.
Es decir, nueve años después de haberse creado, el Papa insistía en tratar de encausar el camino que en la práctica había tomado el Sínodo de los obispos. El Sínodo de los obispos fue creado con unos “fines generales” y otros “fines especiales y próximos”, en teoría bien especificados, pero en la práctica lo que ha ocurrido desde entonces es que en la Iglesia vivimos en un constante e interminable “estado de Concilio”, con lo cual muchas veces el Pontífice se ve obstaculizado de actuar sin el previo visto bueno del Sínodo de los obispos.
Ya algunos anuncian un mayor protagonismo del Sínodo de los obispos (ver ABC de Madrid)
Y si ahora, dicho por el propio Papa, es ese el camino que hay que continuar siguiendo...