Respecto de nuestra anterior entrada (aquí) en la que se reportaba que la Iglesia recibía unas 600 denuncias anuales de casos de abusos, hemos leído un reporte en inglés —todavía no hay ninguno en español— en cual se hace notar que el Promotor de Justicia de la CDF, P. Robert W. Oliver, ha agradecido a los medios de comunicación el hecho de poner en el horizonte el escándalo. Esto es lo que dice, en una traducción de Secretum Meum Mihi, la agencia Reuters:
[...]
“Creo que ciertamente los que siguieron poniendo ante nosotros que tenemos que confrontar este problema han hecho un servicio”, dijo [Oliver] en respuesta a una pregunta sobre si el papel de unos agresivos medios de comunicación estadounidenses fue, en retrospectiva, una bendición para la Iglesia.
“Ellos (los medios) ayudaron a mantener la energía, si se quiere, para mantener el movimiento para que nosotros, con honestidad y transparencia, y con nuestra fuerza, confrontáramos lo que es verdad”, dijo en una conferencia de prensa.
Desde que el escándalo de los abusos estalló en Boston en 2002 y se extendió por todo el mundo, algunos funcionarios de la Iglesia y el Vaticano han acusado a los medios de comunicación de un periodismo irresponsable y de exageración.
[...]
¿Pero, como así, acaso lo de los abusos sexuales al interior de la Iglesia no era una invención de la prensa? Por ejemplo, la agencia Zenit reportaba en Dic-02-2002 que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe afirmaba que la manera en que en Estados Unidos se habían tratado ciertos escándalos de sacerdotes permitía pensar que existía una campaña de prensa encontra de la Iglesia Católica. Esta es la cita textual.
-Cardenal Ratzinger: También en la Iglesia los sacerdotes son pecadores, pero estoy personalmente convencido de que la permanente presencia de pecados de sacerdotes católicos en la prensa, sobre todo en Estados Unidos, es una campaña construida, pues el porcentaje de estos delitos entre sacerdotes no es más elevado que en otras categorías, o quizá es más bajo. En Estados Unidos vemos continuamente noticias sobre este tema, pero menos del 1% de los sacerdotes son culpables de actos de este tipo. La permanente presencia de estas noticias no corresponde a la objetividad de la información ni a la objetividad estadística de los hechos. Por tanto, se llega a la conclusión de que es querida, manipulada, que se quiere desacreditar a la Iglesia. Es una conclusión muy lógica y fundada.
Entonces, ¿los escándalos sexuales de los sacerdotes eran una campaña mediática que ahora hay que agradecer?